Estos días, ha sido imposible entrar en las librerías. Estaban atestadas de madres arrastrando a niños, en busca de carpetas, estuches, libros de texto y no se cuantas cosas mas, nosotros por suerte hicimos todo el trámite en Julio. Aún así no quería quedarme sin dar una vuelta por mi librería habitual, que para mi suerte, tiene todo lo necesario para el cole, en el piso inferior, abajo del todo.
Como tengo los días muy negros, en cuanto a género literario, no se me confundan, me fui directamente a la pequeña sección, muy pequeña, ínfima, donde tienen todos estos libros. He de decir que normalmente no le soy infiel a Negra y criminal, y que todo lo negro lo compro allí, pero estos días de ninguna manera puedo bajar a Barcelona, y bueno, un día es un día. Lo malo de las librerías normales, sobre todo de esta, es que en género, están perdidas, están cortas. En las estanterías descansan las ultimas novedades; Larsson (unas pilas enormes, por dios), todos los autores (bueno muchos) de las nuevas ediciones de RBA Serie Negra, todos los Mankells, algún Leonardo Padura, bastantes Vázquez Montalbán, lo nuevo de Michael Connelly, de Petros Márkaris, de Sue Grafton, del imprescindible Ledesma, y una lista bastante notable de las ultimas novedades editoriales, así como los clásicos y geniales; Chandler, Hammet, MacDonald, Thomson, Collins, Khadra, Camilleri, etc…
Pero ni rastro de: Joseph Wambaugh, Fred Vargas, Carlos Salem, Bernardo Fernández, Domingo Villar, Ricardo Bosque, Andreu Martín, Willy Uribe, Ken Brunen, Santiago Roncagliolo, James Ellroy, Gaston Leroux y un largo etcétera. No me quejo, para todo esto tenemos Negra y Criminal. Bueno a lo que iba, que después de rastrear todas las estanterías y no encontrar nada de Fred Vargas, que últimamente tengo ganas de leer algo de ella, me deje seducir, una vez mas, por mi amigo Marlowe que tantos buenos momento me ha dado. Así que, esquivando mamas nerviosas y niños aún más nerviosos y cabreados, me fui a la caja del segundo piso, donde no había nadie, y pague con mucho gusto La dama del lago.
De camino a casa, y por azares que se me escapan, pase por delante de la biblioteca, esa gran desconocida (se aceptan injurias) y por azares aún mayores, decidí entrar. Esto merece una aclaración; sin contar las pocas veces que he venido con el enano, hacía cosa de 7 años que no pisaba una biblioteca, concretamente la zona de adultos, eso es, el segundo piso. El porque? Bueno…esto es algo embarazoso, la ultima vez que vine, hace todos esos años, me lleve un libro, uno de cocina para mas escarnio, pero que paso? Que lo perdí. Lo perdí o alguien amigo de lo ajeno se lo llevo de mi casa. Ante tal catástrofe nunca mas cogi un libro y casi no pise la biblioteca, ni imagino la multa que me caería después de tantos años. Aclarado esto, he de decir que al subir al segundo piso y descubrir que no tenían una foto mía pegada en el tablón de anuncios con un SE BUSCA, me tranquilice mucho y disfrute de una de las mejores tardes en los últimos meses. Manosee y ojee todo lo que pude, me senté en el suelo a leer, tome apuntes, busque, encontré y con el carne de mi mujer (claro igual con el mío pita algo…), me pude llevar Bajo los vientos de Neptuno de Fred Vargas.
Alguien a leído a Fred Vargas? Que tal? De momento he de decir que Bajo los vientos de Neptuno que empecé a leer de camino a casa esquivando transeúntes, tiene un comienzo de los más absorbentes y diferentes que he leído en mucho tiempo, a ver si el resto es igual. Con el que tengo un tropiezo es con Collins y su Pierda Lunar, el libro que nos toca este mes en el club de lectura. Ya os contare pero estoy a punto de tirar el libro por la ventana…
Y no se porque, pero no dejo de verme remontando las mañanas, las tardes, los días, al son de una de las mejores escenas que nos ha dado el cine jamás. Será porque hace semanas que no me mojo el culo? Sera…