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La fábrica de animales, Edward Bunker

29/03/2016

9788493805173

Mucho tiempo llevaba yo sin leer nada del señor Bunker. Alguna vez he dicho por aquí que tengo en casa Perro come perro, pero que anímicamente aún no me atrevo con esa novela. Que igual cuando la lea me siento un estúpido por no leerla antes, ojo. El caso es que hace unos días tuve la oportunidad de hacerme con las novelas que me faltaban de Bunker (La fábrica de animales, Stark y Little boy blue) a través de una librera de confianza, y no desaproveché la oportunidad.

Ese mismo día me puse a leer La fábrica de animales, la segunda novela que publicó Bunker. La trama carcelera me apetecía como contrapunto a lo que estoy leyendo últimamente.

Cárceles no faltan en las novelas de Bunker, lo vemos en No hay bestia tan feroz, en Little boy blue, en Perro come perro y en los relatos reunidos en Huida del corredor de la muerte. Salvo en estos últimos relatos, todos centrados en la cárcel, en el resto de sus novelas la prisión está pero no es el eje principal de la trama. Y por supuesto hay cárcel en La fábrica de animales, donde todo ocurre en el interior de San Quintín.

Bunker conocía bien San Quintín, pasó allí encerrado algún tiempo, allí y en Folsom. Así que no sorprende lo bien que describe cada celda, cada pasillo, cada rincón de una de las prisiones más peligrosas de aquella época. La fábrica de animales es mucho más que una historia de presidiarios; es un tratado de supervivencia, una reflexión sobre el odio racial, un anhelo constante de la libertad, una enorme y  contundente denuncia al sistema penitenciario y sus reglas.

Bunker divide la novela en dos tramas, en dos personajes; Ron Decker fuera de prisión y Earl Coopen dentro. Al menos así empieza la historia, porque con el paso de las páginas las dos tramas convergen y se convierten en una sola cuando al joven Decker lo metan entre rejas y conozca a Coopen. Ron es joven y guapo, algo peligroso en la cárcel, Earl es un veterano de San Quintín, y un viejo según los cánones de la prisión. Entre los dos hombres se forjara una amistad sincera y no exenta de matices. Para Ron, Earl es un guía, un protector, una figura casi paterna y un amigo donde la vida no vale absolutamente nada. Para Earl, el chico es una motivación, algo que le hace sentirse humano en un mundo de bestias, una vida joven que aún puede salvarse. Pero también es alguien a quien querer y cuidar sin que eso conlleve connotaciones sexuales (no siempre al menos), en las cárceles los sentimientos y los géneros se difuminan y el amor adopta multitud de caras.

Bunker no construye una grandísima trama, La fábrica de animales parece ser más una inmensa reflexión, una pequeña historia cargada de mensaje(s), ganas de contar lo que allí dentro sucede, que sencillamente una novela más. Las novelas de Bunker son todas un poco así. Pero en este caso desde las primeras páginas Bunker no se anda con tonterías y ataca las instituciones penitenciarias con fiereza.

Bunker arremete contra todo, como ya he dicho denuncia sistemáticamente las instituciones penitenciarias, tanto San Quintín como Foslom y Soledad,  pero denuncia también el sistema judicial, al que acusa de ineficaz, hipócrita y de simple fachada sin ningún interés en la reinserción de los presos, denuncia el racismo que se promueve en el interior de las cárceles (recordemos, años 70, conflictos raciales en máximo esplendor), denuncia tanto el trato como el estado de los presos en el interior de San Quintín.

-Aquí dentro hay unos cuantos programas muy buenos –dijo el lugarteniente-. Tú mismo, puedes perder el tiempo o aprovecharlo. Aprende un oficio, ve a clase, métete en algún grupo. No estamos aquí para joderte la vida. Si tienes problemas, ven a verme. Yo te ayudaré si puedo.

Ron asintió con la cabeza, como si aceptara realmente el consejo, aunque en realidad le hubiera gustado preguntarles por el tiroteo homicida y sin sentido, y las palizas del patio de abajo. ¿Lo habían hecho para ¨ayudar¨?

Y todo eso lo hace con un estilo limpio y sereno, rico en palabras, matices y alegorías, que no deja de sorprender de un tipo que pasó un puñado de años metido entre rejas y del cual se podría esperar cierto embrutecimiento.

La fábrica de animales destila menos violencia que algunas de sus novelas más conocidas, es una historia escrita desde el resentimiento y con un mensaje quizás menos explícito visualmente pero más implícito en todos y cada uno de sus párrafos. Con unos personajes muy bien construidos, marca de la casa, a los que se llega a querer aun siendo delincuentes y convictos…

En general y vista en perspectiva, quizás sea una novelas más optimistas de Bunker, hay cierto buenismo en los personajes que choca un poco con la realidad de lo que podría ser San Quintín en aquella época. La novela desprende cierta esperanza entorno a la cárcel, parece que después de todo, Bunker quería decirnos que de algo así (y pese a todo) se puede salir. Y buena muestra de ello fue él mismo.

La fábrica de animales

Edward Bunker

Sajalín editores 2011

325 páginas.

 

Huida del corredor de la muerte, de Edward Bunker

28/05/2014

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¨…si se os ocurre siquiera atacar a un guardia o a alguien que no sea un recluso, os pisotearé la cabeza contra el suelo. Si pegáis a un guardia, ya os podéis colgar, porque vuestra vida será mucho más horrible que vuestras peores pesadillas. Si matáis a otro preso, no pasa nada, pero si le dais el más mínimo problema a un guardia, desearéis no haberlo hecho. Os dejaremos los sesos hechos papilla…¨

Me moría de ganas de volver a leer a Bunker, lo tenía un poco olvidado después de la magnífica No hay bestia tan feroz. Joder, siempre me pasa igual, salto de un libro a otro y a otro y a otro más, y cuando me quiero dar cuenta ha pasado demasiado tiempo, he olvidado lo bien que me lo pasé leyendo a este o aquel otro autor y me maldigo. En fin. Los relatos de Huida del corredor de la muerte han sido la excusa perfecta para volver a leer a uno de mis autores favoritos de novela negra; de esa novela negra descarnada y bestia que tanto me gusta.

Bienbienbienbien.

Pero dejadme que os hable un poco –solo un poco- de quién era Edward Bunker. Nació en Hollywood en 1933, y ya desde su adolescencia, donde destacaba por su inteligencia y su ímpetu, estuvo metido en problemas con la ley. Criado en hogares de acogida y más tarde en reformatorios –sus padres se divorciaron cuando tenía cuatro años y se desentendieron de él- fue llenando su vida de pequeños delitos hasta que en la adolescencia empezó con delitos mayores, robo de bancos, extorsión, narcotráfico, falsificación y dio con sus huesos en prisión. Estuvo en Folsom y en la famosa San Quintín. Fue en esta última donde dónde se volvió un lector voraz y donde empezó a escribir novela. Estando aún en prisión publicó No hay bestia tan feroz (1973) y siguió escribiendo. En 1975 se le concedió la libertad y nunca más pisó la cárcel. En el 77 publicó La fábrica de animales y siguió escribiendo. Pasó un total de dieciocho años encerrado. También escribió multitud de guiones y apareció en una par o tres de películas, la más famosa Reservoir Dogs, donde hacía de Mr Blue. Murió en 2005 a los 71 años de edad.

Las novelas de Bunker se caracterizan por retratar como nadie el mundo de las prisiones, sobre todo la prisión de San Quintín, donde Bunker estuvo encerrado, pero también por mostrar como ningún otro el alma de los presos, de los convictos, de los fugitivos; sus motivaciones, sus miedos, sus esperanzas, sus frustraciones y sobre todo, sus fracasos. Una y otra vez sus fracasos por intentar reinsertarse en una sociedad que los repudia y que les teme y que les obliga a delinquir, haciéndoles caer en un bucle de violencia y encierro constante, hasta que sin remedio son encerrados hasta el fin de sus días.

¨Había cometido algunos errores en su vida, pero no estaba loco. Su único defecto grave era que no podía resistirse al subidón de adrenalina de un buen golpe.¨

Huida del corredor de la muerte está compuesto por seis relatos, La justicia de los Ángeles 1927, Entrada en la casa de Drácula, Mía es la venganza, Muerte de un soplón, Huida del corredor de la muerte y La vida por delante. El primero de ellos –La justicia de los Ángeles, 1927– es una novelle o novela corta, es el relato más largo, de unas setenta páginas. Todos ellos tienen un punto en común, la cárcel de San Quintín, en mayor o menor medida, todos los relatos orbitan alrededor de esa fábrica de animales como la llamaba Bunker.

No tenía ninguna duda de la capacidad de Bunker para hacer relato –leyendo sus novelas no me cabía duda – creo que era un superdotado, un tipo inteligentísimo que tuvo mala suerte en su vida, sabía que los relatos iban a ser buenos. Pero nunca imagine cuánto. Bunker tiene una capacidad innata, asombrosa para concentrar las historias, los relatos se le daban realmente bien, los desarrollaba con limpieza, con finura, los dotaba de contundencia, de dramatismo, de humanidad, prácticamente deseas ser uno de sus personajes y pasar un tiempo en una celda de San Quintín y participar en la función de la cárcel.

No sé si hay algo llamado género carcelario -o carcelero- de ser así encajaría perfectamente en estos seis relatos, todos ellos ambientados dentro de prisión. Bunker narra a la perfección las rutinas de la cárcel; las normas, el ambiente, la asfixia, la tristeza, la violencia que se respiraba, todo, y lo hace con excelencia, con detalle. Todos los relatos salvo uno –si no me he despistado- están protagonizados por hombres negros, cosa que puede sorprender -ya que Bunker no era precisamente de color-, pero que sin duda es un empeño por mostrarnos como estaba en aquella época el ambiente entre razas; no solo entre blancos y negros, sino también con los chicanos, los mexicanos y sobre todos con los gais, absoluta minoría denostada por todos -sociedad, gobierno, crimen- en aquellos tiempos.

De los seis relatos, todos me han parecido excelentes, sin titubeos, los seis son potentes, dinámicos y esconden una moraleja, ni uno solo flojea, ni los más largos –que son tres- ni los más cortos –que son los otros tres, están equilibrados-. Desde la sucesión de desfavorables consecuencias y rabia contenida de La justicia de los Ángeles, 1923, pasando por la pura venganza de Mía es la venganza, hasta el aparentemente sencillo y simplón La vida por delante, todos son relatos magníficamente escritos, con una pasión desbordante y un conocimiento detallado, con una capacidad para crear personajes y escenarios absolutamente apabullante y con un ritmo demoledor.

Lo cierto es que Bunker me ha dejado con ganas de mucho más, de algo más largo, no más trabajado, si no más largo, estos relatos se me han quedado muy cortos, cuando estaba en pleno éxtasis carcelario, he llegado al último relato. Suerte que aún me quedan novelas suyas por leer.

Bienbienbien.

Sí, Bunker me gusta muchísimo, es ese tipo de escritor que me fascina, duro, crudo, violento y con una escritura fina y trabajada. Realista, conocedor del alma humana, curtido. Las novelas de Bunker son increíbles, pero los relatos no se quedan atrás, pequeñas historias carcelarias concentradas, pequeños golpes feroces. Una lectura imprescindible para todo amante de la novela negra.

Por cierto, excelente la traducción de Zulema Couso, una gozada, gracias. Y excelente, como siempre, la edición de Sajalín, imposible mejorarla.

Huida del corredor de la muerte
Edward Bunker
Sajalin editores 2014
211 páginas.

No hay bestia tan feroz de Edward Bunker

28/04/2010

Le voy a estar eternamente agradecido a Sajalín Editores. Principalmente por dos cosas; la primera por unas ediciones tan cuidadas, tan bien diseñadas y tan admirables, que sus libros pasan a ser uno de esos pequeños tesoros que siempre miras de reojo en tu estantería, un libro que da gustazo leer, tocar y ojear, un trabajo excelente. Lo segundo, por el contenido de esas preciosas ediciones, en concreto y en este caso por recuperar treinta años después al cabronazo de Edward Bunker.

Edward Bunker fue en su juventud un delincuente, entre algunas de sus hazañas se contempla el  robo de bancos, narcotráfico, extorsión, robo a mano armada y falsificación, además se dice que fue inquilino de la famosa prisión de San Quintín.

Allá por el 1975 abandonó su mala fortuna y decidió ponerse a escribir. Su primera novela, fechada en 1973, fue No hay bestia tan feroz.

Después de eso siguieron más novelas y algunos guiones para el cine de adaptaciones de algunos de sus libros, también hizo de extra en películas como The Running Man, Tango y Cash o la famosa película de Quentin Tarantino Reservoir Dogs, donde interpretaba a Mr. Blue.

No hay bestia tan feroz es una novela increíble, escrita con una fuerza y un ritmo acojonantes. Max Dembo sale de la prisión tras ocho años encerrado por falsificar cheques. Ante el se muestran dos caminos, cumplir la libertad condicional y ser un ciudadano mas, o saltarse la ley y volver a las andadas que lo llevaron a prisión.

Dividida en tres partes, la historia nos mostrara como Max intenta ser un ciudadano modelo y seguir el buen camino, buscar trabajo, no frecuentar las antiguas compañías, alejarse de las drogas y cumplir la condicional.

-Los que ahora tenían las cosas que deseaban habían estado luchando para conseguirlas mientras yo vegetaba en la cárcel. Solo la delincuencia me permitiría recuperar el tiempo perdido de la noche  la mañana y eso no podía ser. En muchos sentidos nunca recuperaría el tiempo perdido. Así eran las cosas y no había nada que hacer.*

Pero a Max le cuesta horrores no caer en la antigua vida, solo conoce ese tipo de vida y es la más fácil para tirar hacia delante, tiene constantes conflictos internos en que camino tomar. Por injusticias de la vida, por ser expresidiario y estar marcado con la letra Escarlata, se ve inmerso en situaciones injustas que le hacen ver que ha veces, los esfuerzos más constantes, también son los más inútiles:

-Lo peor de mi dilema era la incapacidad para encontrar un bastión de fe que mitigara los golpes de la existencia, que hiciera soportable mi situación. No tenía ningún dios que soportara mis cargas. El dolor sin sentido es el mas difícil de soportar. Mis pensamientos angustiados no tenían más sentido que el zumbido de un mosquito delante de una ventana*.

La novela esta escrita de forma impecable, con un lenguaje rico y muy reflexivo, algo que no es habitual en el género negro. Las situaciones están recreadas de manera excepcional, atracos, robos, drogas, prostitución, corrupción, bajos fondos…se nota que Bunker sabia de que iba el tema. Es un libro que lees con atención y velocidad y del que no te puedes desprender, una historia que te acompaña durante el resto del día. Violento y directo, estoy casi seguro que Bunker pasara a formar parte de ese elenco de grandes nombres de la literatura Negra y Criminal, que por fin será reconocido como un Gran novelista de la literatura Pulp, de la literatura en general.

Sajalín esta haciendo un trabajo estupendo, a parte de No hay bestia tan feroz, también han publicado Stark, escrita en 1973 y publicada por primera vez en 2006, y todo parece indicar que para septiembre de este año, publicaran Perro come Perro, escrita en 1995.

Un libro que no podéis dejar pasar si sois amantes del genero negro, una novelaza en toda regla, 414 paginas de abrumadora precisión narrativa. Yo, todo sea dicho, la he regalado ya dos veces y tengo mi ejemplar en casa, en la estantería preferente, justo al lado de Chandler.

No se a los demás, pero a mi al cerrar el libro, me entraron unas ganas enormes de atracar una Licorería.

¡A la mierda!

*de la traducción de Laura Sales Gutiérrez para Sajalín Editores.