Archive for agosto 2013

La fiesta, de Luis Gutiérrez Maluenda

19/08/2013

fiesta

 ¨ Su cuerpo se movía al compás de sus sollozos, y a mí lo único que se me ocurrió fue tener una erección…¨

¿Quién no ha soñado alguna vez ir a una fiesta, una de las gordas, con mucho desmadre, una piscina, mucha mano suelta y miradas lascivas, y encontrarse un muerto en el armario? En el armario, en la bañera, o en la piscina, qué más da, UN MUERTO ASESINADO.

Tiene que ser emocionante. Un montón. No seáis nenazas.

Eso es exactamente lo que plantea el maestro Luis Gutiérrez Maluenda en La fiesta, novela donde le da una vuelta de tuerca al género negro y nos narra una historia gamberra, excesiva, sexual y tremendamente divertida.

Maluenda desatado.

El hilo conductor de La fiesta es un bonito cadáver que aparece en la bañera del chalet donde se está celebrando una fiesta de alto standing. El cadáver, femenino, muestra un feo corte de lado a lado del cuello…vamos, que la han degollado. Y claro, al parecer, el asesino es uno de los asistentes a la fiesta…

Ya la primera frase de la novela es una invitación a dejar los convencionalismos a un lado y dejarse llevar a un terreno diferente, a dejar un poco las costumbres y las manías atrás para entrar en el juego que Maluenda nos propone en esta novela, que no es otro que una historia subida de tono y narrada de una manera diferente.

 Para ello Maluenda ha prescindido de narrador y son los propios personajes los que van contando su versión de los hechos y de lo que va sucediendo. Los personajes-narradores de la trama son cuatro, Susana, Raúl, Marta y Salvio, y es a través de ellos cómo el lector se irá formando una versión objetiva y global de todo lo sucedido. En eso radica la diferencia de la novela, en eso y en el tono cínico y chispeante de toda la novela, que, diría sin equivocarme demasiado, es el más insolente que le he leído de todas sus novelas.

Los cuatro personajes e incluso los secundarios, están muy bien construidos, tienen fuerza y descaro, vida. Una cosa que temía era no poder diferenciar las voces, que se me solaparan los personajes, encontrarlos iguales. Nada, Maluenda lo hace perfecto, cada uno de los cuatro tiene su propia voz diferenciada, cada uno tiene su tono, su personalidad bien marcada, y cómo decía antes incluso los secundarios son personajes fuertes y con marcado interés en la trama. Hasta sale nuestro querido Humphrey en una actuación sublime y alcohólica.

Maluenda toca en esta novela mucho el tema de las parejas, es una de las sub-tramas fuertes, y aunque en la mayoría de sus novelas lo toca, un poco de pasada con sus queridos detectives, en esta novela lo analiza casi exhaustivamente, desde las licencias que se permiten los matrimonios, hasta las roturas definitivas, pasando por las reconciliaciones, los nuevos amores, los odios, los celos, el desprecio, la humillación y alguna cosa más…

De escritura clara y efectiva siempre ha sido Maluenda, y en La fiesta no iba a ser menos, pero además en esta, como ya he dicho, el tono cínico y un poco de vuelta de todo está maximizado, es parte del juego, hay que entrar en él y dejarse llevar, gamberrear con Maluenda, seguirle el rollo y disfrutar.

¨La loca aquella que chillaba agarrada a la baranda de la escalera era lo único que le faltaba a la puta fiesta.¨

La novela tiene  ritmo, pero no tanto como a mí me hubiera gustado. Las novelas de Maluenda no suelen superar las doscientas páginas, son agiles de per se, y a ésta, pasando de las trescientas, puede que le pese el lastre. No es una sensación general, si no sólo en determinados momentos, cuando parece que Maluenda deja la trama en pausa y nos cuenta cosas de sus personajes, en momentos puntuales la trama se ralentiza, se nota algo de relleno que le pesa a la trama. Nada importante.

Otra de las jugadas de Maluenda en la novela es el final, un final original desde luego, donde, esta vez sí, un narrador nos cierra la novela y nos cuenta el presente y futuro de los personajes…

Pero hay algo  más.

Haciendo gala de ese humor que viene demostrando en toda la novela, Maluenda se guarda una última carta para el final, algo así como una rebelión de sus personajes…un final arriesgado y original, una manera diferente de acabar una novela.

Hablamos de Maluenda, así que la normalidad es algo que le gusta romper con frecuencia.

Entonces.

La fiesta es una novela divertida, macarra, bien escrita y muy lucida, una novela para leer sin demasiados prejuicios y sin mucha gente alrededor (por las carcajadas y alguna que otra erección) una novela para desengrasar las neuronas, para relajarse, para leerla con una buena cerveza y reírse de uno mismo y de cuantos le rodean…

Siempre digo que a Maluenda  se le lee poco, es así, y los que le leen siempre repiten, repetimos, repetís. Entonces el problema no es él, sois vosotros.

Ahí lo dejo.

La fiesta

Luis Gutiérrez Maluenda

Alrevés editorial 2013

345 páginas.

Black and Blue, de Ian Rankin

10/08/2013

black

Me siento cómo el último de la fila, ese niño al que todos ignoran, el que nunca se entera de nada.

Ese niño que se sienta en el patio y se come un moco tras otro mirando a su alrededor y odiando a todos por igual.

Joder, me podríais haber avisado de lo BUENO que es Rankin, ¿he? Que menos, QUE MENOS, yo os cuento cosas, cosas, ya sabéis. Un poco de feedback, un poco.

Que Rebus está jubilado ya, joder.

Black and Blue es de esas novelas que disfrutas durante todas y cada una de sus páginas, es bastante alucinante. Bueno, es alucinante que te cagas. Rankin tiene algo en su manera de escribir; en su manera de trazar la trama, en la manera en que nos dibuja a Rebus, en cómo el paisaje nos envuelve, que hace que desde el primer párrafo te veas arrastrado al interior de la novela y ya no salgas, y además  no quieras salir.

Cierras el libro. Fumas. Tomas café. Y cuando lo vuelves a abrir es cómo una succión, SSRRRUUUUUUUP. Y estas dentro. Acojonante.

A Rebus, trasladado a otra comisaría por portarse mal, le cae en las manos un caso un tanto peculiar; un tío amordazado, con una bolsa en la cabeza y atado a una silla ha salido volando por una ventana para ensartarse sobre una valla de hierro tres pisos más abajo.  Al mismo tiempo, un asesino en serie, que ya ha matado tres mujeres y al que la prensa ha apodado Johnny Biblia, por su modus operandi idéntico al de John Biblia el famoso asesino de los años sesenta que nunca fue capturado, tiene a toda la policía de Escocia en jaque, incluido a Rebus que, aunque no directamente, se implica en la investigación.

Os cuento solo una pequeña parte del argumento, a partir de esos dos sucesos Rankin construye una novela espectacular, donde las tramas se cruzan, se solapan, se acercan, se alejan, convergen, y todo sin perder ritmo, credibilidad y fuerza.

La verdad es que leer a Rankin es una pasada, parece que detenga el tiempo, cómo si pudieras leerlo siempre, de manera infinita, su manera de narrar, enérgica, clara, directa, hace que leerlo sea tan fácil y sencillo cómo respirar, sin esfuerzo, con esa sensación de disfrutar de algo primario y sencillo y fácil. Y Rebus, bueno, bueno, bueno, Rebus, un inspector terco, tenaz, solitario, bebedor, excesivo…me recuerda mucho a mi querido Scudder, pero algo más robusto, más decidido, quizás menos reflexivo, aunque delicioso de cualquier manera, un personaje tan bien dibujado, tan bien trazado, que es imposible no amarlo al instante, tan dubitativo en lo personal, con todas esas inseguridades, con esa edad en que uno ya sabe a quién gusta y a quien aborrece y se tolera a sí mismo, imposible no sentirse un poco Rebus.

Viviendo en las nubes y bebiendo en los pubs.

La novela está ambientada en los años noventa, años dorados para las empresas petroleras en el Atlántico, y Rankin, lejos de narrar solo unos cuantos asesinatos, nos muestra a través de la investigación de Rebus una sociedad, la escocesa, en decadencia meteórica por no haber sabido gestionar la gran riqueza que generó la industria petrolera en todos los años de economía boyante; sus ciudades, barrios y gentes, están ahora ante la falta de gestión e inversión de ese dinero, y se ven sumidos al abandono de infraestructuras, a la delincuencia de la juventud frustrada, a la corrupción policial y a las mafias, el caldo de cultivo es espeso y están aflorando cada vez más ratas.

Cómo toda buena novela negra, en esta hay mucha denuncia social impresa en la trama; políticas incorrectas, ecología, gestión de poder, economía, por no hablar de cómo arremete Rankin contra las petroleras y su voracidad sin límites.

Y ese es otro de los atractivos de la novela, lo que subyace detrás de uno de estos monstruos del petróleo. Aunque Rankin no profundiza en su economía y funcionamiento, quizás para no ralentizar la novela, si nos muestra cómo funcionan, cómo se financian, que son, incluso Rebus visita una de esas plataformas en medio de ninguna parte rodeado por kilómetros de agua salada.

Me jode no haber leído antes a Rankin, lo he disfrutado mucho, y aunque me he perdido algún detalle por ser Black and Blue la octava novela de la serie, se puede leer sin problemas. Pero está claro que leeré toda la serie.

Aún no he decidido si Black and Blue está más cerca de la novela policial o de la novela negra. Quizá sea una novela policial muy negra, o una novela negra bastante policíaca.

Demonios, eso no importa en absoluto.

Black and Blue

Ian Rankin

RBA Serie Negra 2012

517 páginas.

 


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