Primer contacto con la señora o señorita Vargas. Fred Vargas, alias de Frédérique Audoin– Rouzeau, francesa, de 50 años, licenciada en Historia y Arqueología. Y una buena escritora de novela negra. Vargas ambienta todas sus novelas en París.
Bajo los vientos de Neptuno, es una novela de 408 paginas, que se lee con el estomago algo encogido y la respiración un pelin entrecortada. Sobre todo a partir de la mitad de la novela. El inspector jefe Adamsberg, protagonista de esta serie de novelas negras de Vargas, se marchara junto a su equipo a Canadá, más concretamente al Québec. Allí les impartirán unos cursos sobre ADN, toma de muestras, pelos, fluidos, etc… Adamsberg se lleva consigo una dura carga, la certeza de que un antiguo asesino en serie, que el llama el Tridente, ha vuelto a matar. En Québec tendrá tiempo para poner las piezas sobre la mesa e intentar trazar un plan para coger al asesino. Solo hay un problema, el asesino lleva muerto 16 años.
Me ha gustado como Vargas despliega la novela poco a poco, como se va abriendo página a página para mostrarnos a un Adamsberg temperamental, en ocasiones confuso, solitario y muy seguro de si mismo. Como los hilos se van uniendo para configurar una gran historia echa de pequeñas piezas del pasado y del presente, mientras el comisario lucha contra sus propios demonios interiores que le hacen obcecarse aun más en el objetivo de su propia obsesión.
Solo le reprocharía un par de cosas a Vargas, para empezar cuando Adamsberg esta en el Québec, los diálogos con los quebequeses no se si será por la traducción, por que a Vargas se la fue un poco la mano, o porque realmente es así, son de lo mas vulgar, basto y mediocre que uno se pueda imaginar, ejemplo: Se empaqueto el buñuelo y los cerdos le engomaron las muñecas. Ya tiene lo suyo y te aseguro que tiene para rato, era un perro de mierda tu chorbo. De modo que siéntate encima y luego dale vueltas. No se, la verdad es que choca y rompe un poco esa narración un tanto poética de la que hace gala Vargas, no me ha gustado demasiado, vale que Adamsberg pide a su interlocutor que le traduzca lo que acaban de decirle (o de oír), pero pienso que se podría haber escrito/traducido de otra manera. Lo malo es que la mismísima policía habla así!
El otro punto que no me ha gustado demasiado, que no me ha resultado creíble, y que ya me encontré en las novelas del señor Stieg Lartssonn, es una hacker, pero no una hacker cualquiera, una hacker de 80 años! Josette con sus 80 años se infiltra en todas las bases de datos posibles y encuentra datos donde nadie ha encontrado nada. Bueno, es algo mas creíble que Lisbeth, pero con esa edad… en fin como declaró Vargas a El País en referencia a un capitulo de La Tercera virgen, donde se cuestiona ella misma la credibilidad de algunos de sus pasajes: «Pero es que yo no soy realista. Me preocupo por la realidad, eso sí» Pues eso Fred, estas perdonada.
Sin contar esas dos pequeñas manías mías, que al fin y al cabo solo son eso, manías de lector, la novela es redonda. Me gusta la suavidad con la que te va llevando y como todo el mundo interior de Adamsberg se transforma en las páginas de la novela. Un ultimo apunte, tengo la manía (otra) de leer las series desde la primera novela, así leo las de Michael Conelly y su Harry Bosch desde la primera, las de Petros Markaris y su inspector Kostas jaritos también desde la primera y así con todas las series que han caído en mis manos, pero no con Fred vargas. Esta novela la cogí de la biblioteca sin haber investigado sobre su autora mas que un poco, así sucede que en la novela hay referencias a novelas anteriores, personajes del pasado y sobre todo una relación anterior de Adambserg que nos deja un tanto fuera de juego, por eso nunca cojo libros intermedios. No se cual es la primera de la serie, pero esta novela no será la última de Vargas que caiga en mis manos!