Archive for the ‘Ross Macdonald’ Category

El caso Galton, de Ross Macdonald

26/10/2014

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Recurro a los clásicos menos de lo que me gustaría. No tengo idea de porqué. Bueno si lo sé, que demonios, porque me dejo seducir por las nuevas promesas, por esas novedades que prometen mucho más de lo que al final dan. No es culpa mía, tuve una infancia llena de carencias. Lo juro.

Lo que importa es que cuando me acuerdo cojo uno de la pila y lo leo, y así voy haciendo un poco de currículo literario que tanta falta me hace…no sé muy bien para qué.

Macdonald no es nuevo por aquí, he hablado de él unas cuantas veces, además prácticamente no necesita presentación; llamado en realidad Kenneth Millar y nacido en California en 1915, Macdonald siempre fue el tercer hombre del hardboiled en Estados Unidos allá por los años cuarenta y cincuenta, siempre un poco a la sombra de Chandler y Hamett. Aunque para mí no tenía nada que envidiar a ese par, Macdonald estaba a la altura de los hombres del momento, incluso muchas veces por encima.

En El caso Galton, vemos a un Macdonald que sabe manejar muy bien a Archer, cada vez mejor, una trama con más giros que las anteriores –El caso Galton es la numero 8 de la serie- y a un Archer que, aunque recibe unos cuantos golpes, ya no emplea tanto la fuerza con sus enemigos, utiliza más la palabra, va camino de lo que llegará a ser, un detective reflexivo y poderosamente interrogador.

La señora Galton, viuda y matriarca de la rica familia Galton, contrata a Lew Archer, a través de su abogado, para que encuentre a su hijo, desaparecido hace veinte años sin dejar rastro. La viuda Galton, precaria de salud y llena de remordimientos, quiere perdonar y hacerse perdonar por su hijo, al que trato con altanería y desprecio, cuando el chico, más interesado en vivir la vida que en centrarse en los negocios familiares, se casó sin previo aviso con una mujer de escasa educación y lengua viperina.

El caso Galton tiene una de las tramas menos lineales de las novelas que he leído hasta ahora de Macdonald, es una de las que más pliegues tiene, incluso hasta las últimas páginas la historia va desplegando capas y más capas, dando sorpresas. Macdonald juega con las identidades de los personajes, con su pasado – tema habitual en él- moldea sus vidas para engañar, tergiversar, robar, deconstruye y vuelve a construir. Pero sin engañar al lector, algo tan de moda ahora, sin hacer trampas, sin trucos.

Esta es sin duda una de las mejores novelas del escritor, con muchas de sus filias presentes; gente adinerada, traición, personajes con alteraciones mentales, lucha de clases. Y todo con ese aire Pulp con clase del que hacía siempre gala el señor Macdonald.

Creo que cuanto más leo a Macdonald más me cuesta hablar de él.

El caso Galton
Ross Macdonald
Serie Negra 2014
282 páginas.

La costa bárbara, de Ross Macdonald

16/04/2013

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¨Cuanto más rica se hace la gente, más les irrita oír a un negro que se expresa con palabras bien elegidas. Supongo que creen que no tiene ningún sentido ser rico a menos que no puedas sentirte superior a alguien.¨

Que delicia leer a Macdonald, siempre, pase el tiempo que pase en volver a coger una de sus novelas, siempre, me lo paso increíblemente bien. Archer me fascina, su serenidad, su reflexión, su sangre fría, ya lo he dicho un par de veces aquí, es una grandísimo detective clásico, uno de los imprescindibles.

En La costa bárbara, Macdonald  vuelve a retratar, aunque esta vez de una manera más cruel y triste, si cabe, el alma humana. Una muestra de nuestro yo más intenso, de nuestros deseos más ocultos, más secretos; una muestra de la ferocidad de la que es capaz el ser humano a diferentes niveles, en diferentes estatus sociales, emocionales y psíquicos; un abanico de mentiras, deseos ocultos, chantajes, engaños, promesas y traiciones.

Archer es requerido por Basset, el gerente del Channel Club, uno de los clubs más exclusivos de Malibú. Basset teme por su integridad física, un joven agresivo lo ha estado rondando y amenazando y teme que al final, el joven cumpla sus amenazas. Archer debe protegerlo.

¨-Tengo entendido, señor Archer, que es usted un guardaespaldas cualificado.

-Supongo que estoy cualificado, aunque no suelo aceptar este tipo de trabajos.

-Pero, me pareció entender que… ¿Por qué no?

-Eso significa tener que vivir demasiado cerca de algunos de los peores gilipollas. Suelen tener un guardaespaldas porque nadie  más quiere hablar con ellos. O bien tienen delirios de grandeza.¨

Archer siempre tan claro, siempre enseñando sus cartas, sin trampas, con esa franqueza absoluta que lo hace tan enorme. Archer no aceptara ser el guardaespaldas de Basset, por si teníais alguna duda, pero algo lo retendrá en ese club de lujo, algo que poco a poco se apoderara de él, algo que, como buen sabueso, le ara meter las narices en todos los rincones de ese club y en todos los rincones de las vidas de sus socios.

Que mejor escenario que un club de lujo para que Macdonald ahonde en las diferencias de clases, para que retrate, normalmente de manera frívola, engreída, distante y prepotente, a esa clase adinerada, millonaria y pudiente que puebla estos clubs, que los disfruta y los hace suyos, exclusivos, inalcanzables para el resto de mortales. Es en este escenario donde Macdonald hace que Archer sea más insolente, más sarcástico, más claro y contundente, sobre todo con los que más tienen.

Pero también donde hace de Archer ese detective superlativo, metomentodo, un detective que siempre va más allá, un detective que nunca se queda en la primera capa. Ese detective que lejos de ser superficial, escucha, escruta, observa y lee en el alma de las personas, que sufre los golpes, que cree por encima de todo en sus clientes, que se implica y que llega hasta el final.

El contrapunto a tanta opulencia, no podía ser de otra manera, son los empleados de ese club; un exboxeador cincuentón retirado y algo violento sin un céntimo, un joven negro que hace de socorrista para pagarse los estudios, un gerente mayor, servil y con ciertos gustos algo inconfesables…todos ellos con sus cargas, sus desgracias propias y sus lamentos, todos ellos rodeados de gente rica que los utiliza, los somete, los ignora y les exige, a veces todo al mismo tiempo, todos ellos con un pasado y apenas un cierto futuro.

Macdonald sabe cómo jugar a mezclar  clases, sabe cómo humillar a los ricos, y también a los pobres, sabe cómo sufren las personas, sea de la clase que sean, sabe cómo odian las personas, cómo destruyen, cómo matan. Cómo se vengan. Hay en La costa bárbara una imagen clara de aquella época, un pequeño cliché (no sé si novelístico o real) de cómo se veía la sociedad, de cómo se imaginaba, si mas no de como la veía McDonald, con las diferencias tan marcadas, tan insuperables.

Y una vez más, Macdonald nos narra una historia de una manera casi poética, con esa manera de escribir tan fluida y tan precisa, con esa elegancia y ese casi imperceptible tono poético, lírico.

La costa bárbara es una gran novela negra; clásica, dolorosa, humana, sincera y triste.

La costa bárbara

Ross Macdonald

RBA Serie Negra 2012

285 páginas.

La mirada del adiós de Ross Macdonald

17/07/2011

Hay libros que te curan. Que te alivian, que te calman. Por que uno no siempre esta igual, y las lecturas no siempre le afectan igual. No me repetiré con mi estado anímico, solo diré que La mirada del adiós ha sido uno de mis calmantes, una de mis medicinas, uno de mis refugios.

Y he tardado mas de lo normal en leerlo, porque he ido despacio, con calma, no utilizaré tópicos, pagina a pagina, degustando, etcétera, ya sabéis a que me refiero, es esa sensación de disfrute sin prisas, de tiempo muerto, lento, sin objetivos, con mucho placer. Por que Macdonald es así, placentero, con clase, con estilo, reflexivo y con una escritura excepcional.

La novela es puro clásico, puro Macdonald, una novela mucho mas pausada y tranquila que Los maléficos, pero igual de buena, o quizá mas. Archer es contratado por el abogado de una familia con mucho dinero para que investigue un pequeño robo sin demasiada importancia, han robado un pequeño cofre de oro lleno de cartas del cabeza de familia dirigidas a su madre durante la guerra. El pequeño cofre, parecido a un joyero, lleva años en la familia, y junto con las cartas, es de alto valor sentimental. No parece un gran caso, pero Archer se da cuenta en seguida, que en esa familia no todo es lo que parece, el hijo de la familia, con serios problemas psicológicos, enseguida se convierte en alguien en quien fijarse, en alguien en quien investigar un poco…

Serenidad, es lo que transmite la novela, Archer deshace los pequeños nudos que va encontrando durante la investigación, va deshaciendo una pequeña red de años de mentiras, siempre estoico, con clase, con ese porte que lo hace inigualable, con mucha calma, como escarbando con una pequeña cuchara un enorme túnel, sin prisas, sin presiones de nadie y sobre nadie, como un halcón que sobre vuela sus presas y espera a que estén agotadas, Archer es magnifico. Archer el magnifico.

Y todo ello con ese cinismo que le caracteriza, tan afilado, tan agudo, en el momento exacto, cortante, frío, excelente:

¨-Podría ser Nick -dijo- ¿Qué le están haciendo?

-Nada. Usted no tendría que estar aquí.

-¿Dónde tendría que estar?

-En su casa leyendo un libro.

-¿Dostoievski?- Replicó con rabia.

-Algo más ligero que eso.

-¿Como Mujercitas? Creo que no me entiende, señor Archer. Me esta tratando como si fuera mi padre.

-Y usted como si fuera mi hija.¨

Las novelas de Ross Macdonald son de una calidad indiscutible, nada tienen que ver con la novela negra actual, y quizás tampoco con la de sus coetáneos de la época, Macdonald es diferente, puede que mas reflexivo, mas serio, con un Archer casi imperturbable; pero con una impresionante vista de la sociedad, con una calidad excelente y con una solidez narrativa a prueba de bombas.

RBA se esta poniendo las pilas y esta reeditando poco a poco sus novelas, la ultima es La piscina de los ahogados

La mirada del adiós

Ross Macdonald

RBA Serie Negra 2008

264 paginas

Los Maléficos de Ross Macdonald

25/10/2010

Me encanta cuando una novela es capaz de darte un puñetazo en el estomago y dejarte sin respiración. Ross Macdonald es capaz de hacer eso con una sutileza pasmosa, y en Los Maléficos lo demuestra de una manera excepcional. Quizá recordéis que mi primer Macdonald fue su Expediente Archer, que leí hace algunos meses, ese libro de relatos me dejo tan buen sabor de boca, que no dude en buscar otro libro de Macdonald; me hice con dos, Los maléficos y La mirada del adiós.

Si Macdonald es bueno en pequeñas dosis, en grandes tragos es sobresaliente, espeluznante, es todo un maestro de las emociones, de los sentimientos, del lado oscuro del ser humano, de sus tragedias. En Los maléficos Archer se enfrenta a una poderosa familia adinerada que no quieren que el detective de un solo paso en busca de la verdad.

Archer es contratado por Carl, uno de los hijos de la familia Hallman, el problema es que Carl se acaba de escapar del hospital psiquiátrico del condado. Archer convence a Carl para volver al Hospital y una vez allí empezar la investigación para la que Carl le pide ayuda, demostrar que su hermano y su cuñada lo han metido allí para quedarse con su parte de la herencia. El inconveniente surge cuando a medio camino Carl ataca a Archer y le roba el coche, dejándolo en medio de ninguna parte y totalmente lleno de dudas a cerca de Carl.

Los maléficos es ya desde el principio una novela diferente, una novela con un Archer reflexivo, pausado, enfrentado al declive de una gran familia en la que las relaciones familiares se han erosionado, corrompido por culpa del dinero, pero que sigue reflejando esa grandeza que da un gran poder. Archer, se inclina hacia el desfavorecido, el huido Carl, que pese ha robarle el coche, presiente que necesita de su ayuda. Así, decide averiguar si las acusaciones de Carl hacia su familia son ciertas. Macdonald construye una excelente novela, una como pocas he leído hasta ahora, Macdonald es muy bueno en la confusión, en llevarnos de la mano por diferentes impresiones y sensaciones a lo largo de la novela. Mientras leía cambiaba constantemente de sospechoso, los personajes están tan bien dibujados, tienen tanta fuerza, que cualquiera de ellos podría cometer una atrocidad con su consiguiente razonamiento después. Y de hecho es así.

Macdonald es de esos escritores legales que nos muestran todo el escenario, nos pone todas las cartas sobre la mesa, luego las ordena, delante de nuestros ojos, y nos da un puñetazo en el estomago, es estremecedor, van cayendo una a una nuestras teorías, nuestras sospechas, nuestros juicios y nuestros recelos, mientras se van armando los muros de las razones, de las oportunidades para matar, de las envidias y de las calles sin salida, de las presiones, de las humillaciones y de las mentiras, todas ellas en pequeñas partes formando el perfil de un desesperado, de un acorralado, de un perdedor, para acabar dando forma a ese gran juez y verdugo que es el asesino.

Macdonald nos sorprende, como he dicho antes, con un Archer muy reflexivo, preocupado por averiguar que lleva a las personas a actuar de ciertas maneras, actuando de manera mas cercana a la de un psicólogo o psiquiatra que a la de un detective, yendo mas allá de la pura investigación, mas allá de cualquier beneficio monetario, buscando esas respuestas que todos nos hacemos alguna vez, buscando, puede, respuestas para si mismo. Y es que Archer en esta novela parece que tenga la guardia baja, y cuanto mas avanzamos en la historia, más nos convencemos de que Archer ha encontrado en ella algo que lo debilita, que lo ciega.

¨Tenía la sensación de que mi vida había quedado reducida a una serie de actuaciones de una sola noche en lugares desolados. Ojo, me dije a mi mismo; sentir compasión por ti mismo es el último refugio de las mentes pequeñas y de los sabuesos profesionales que empiezan a hacerse viejos. Sabía que la desolación era la mía propia. La luminosidad había caído de mi aire interior.¨*

¿No es fantástico? Archer cae, pero sabe que esta cayendo y porque esta cayendo, y no se lo permite; reúne ese valor intachable del que es portador y supera el trago amargo, la ceguera, y vence a su demonio interior, aunque este se desabroche la camisa y le enseñe sus preciosos pechos.

Macdonald demuestra que se puede escribir novela de género y hacerlo mejor que bien, hacerlo realmente bien, por que  Macdonald no escribe novela de género, hace literatura con tramas negras, humanas, escribe pasajes inolvidables plagados de asesinos y desdichados que muchas veces forzados por las circunstancias, optan por la solución más sangrienta. ¿No es eso mismo lo que han hecho muchos de los hoy llamados clásicos?

Se lee poco a Ross Macdonald, os lo digo yo, y esta mal tratado editorialmente. Ahora es cuando os digo que Los maléficos no esta en las librerías, que lo tendréis que buscar de segunda mano por que esta editado en los ochenta, es injusto y es lo que hay…esperemos que RBA que esta editando alguno de sus libros, con cuentagotas, se proponga realmente recuperar al autor y nos edite todas sus novelas, que están muy bien Harlan Coben, Dennis Lehane o Philip Kerr; pero hay que recuperar mas de Jim Thompson, Chandler y por supuesto Ross Macdonald.

 

 

 

*De la traducción de Jordi Bertrán para Ed Martínez Roca, 1986

-La fantástica foto que encabeza esta reseña es de Faceoutbooks, una pasada.

 

 

 

 

El expediente Archer de Ross Macdonald

18/02/2010

Compré este libro hace un par de semanas, después de verlo reseñado en el blog de Francisco Ortiz. Quizás los hubiese comprado igualmente, o puede que no, pero después de leer esa entrada en su blog, en cuanto me crucé con el libro, lo compré. La entrada de Ortiz estaba cargada de una sensibilidad y un cariño hacia Macdonald, que, saltándome La mirada del adiós, que descansa en los pendientes, decidí descubrir a Macdonald por este Expediente Archer.

Y que bueno es leer blogs como los de Ortiz. Cuanto se descubre. Este Expediente Archer, es perfecto para empezar a conocer a Lew Archer; detective privado, honrado, insobornable y testarudo. Empezamos el Expediente por un magnifico prologo de Rodrigo Fresan, cargado de anécdotas y curiosidades, un prologo magnifico como todos los que acompañan a las ediciones de Roja y negra. Después de ese bocado, nos encontramos el magnifico texto, En memoria de Archer, un perfil biográfico, de Tom Nolan. Hay que decir que la edición esta a cargo de Tom Nolan, biógrafo de Macdonald. Aquí Nolan nos novela la vida de Archer a partir de los libros de Macdonald. Un ejercicio espectacular. Nolan nos contara como creció Archer, donde estudio, sus amores, por que se izo policía, detective privado, el coche que conduce, su suerte en la vida. Todo un ejercicio de investigación a través de sus casi 20 novelas y relatos, una delicia solo apta para fervorosos.

Y entonces llega la carne. Doce relatos. Doce historias clásicas del género, doce fábulas Californianas que nos muestran los múltiples comportamientos del género humano, desde la codicia hasta la vanidad, pasando por la locura o la traición. Macdonald carga estos relatos de profundos mensajes, en ocasiones tan sutiles, que emergen cuando menos te lo esperas. Uno de los que más me ha gustado es El Hombre enfadado, que me dejó un amargo sabor a injusticia durante un buen rato. Relatos clásicos del género en todos los aspectos, llenos de rubias platino, Whisky, revólveres, Buicks negros y sombreros de felpa, hombres con traje, sheriffs desconfiados y el buen tiempo de California.

Siempre se ha comparado  a Archer con Marlowe. Las comparaciones son odiosas. Archer y Marlowe comparten cosas, cierto, pero son totalmente diferentes. A grandes rasgos Archer es muchos más testarudo y preguntón que Marlowe, bebe mucho menos y sus escarceos amorosos nada tienen que ver con los del fogoso Marlowe. A mi me fascina como escribe Chandler, me encanta Marlowe, pero he de admitir que Macdonald supo crear un detective lleno de fuerza y personalidad y que aún compartiendo época, ciudad y estilo con Marlowe, consiguió agregarle suficientes rasgos diferenciales para que nada tengan que ver el uno con el otro y que los dos nos hipnoticen por igual.

Para cerrar este volumen negro y criminal Tom Nolan añade al conjunto, después de un breve prefacio, una suerte de once posibles relatos. Me explico, Nolan ha recopilado de entre los papeles póstumos de Macdonald, algunas de sus libretas y cuadernos, once comienzos de relatos inacabados y trozos de posibles novelas. Así, disfrutamos de once oportunidades para dejar volar la imaginación e imaginarnos Macdonald intentando acabar de forma plausible cualquiera de las once historias.

En conjunto, un volumen cercano a las seiscientas paginas, de autentico sabor negro de gran calidad, una magnifica manera de adentrarse en el universo Archer. Un gran libro que, rescatado y editado por primera vez en España (existía o existe una edición únicamente de los relatos, de edición sudamericana totalmente imposible de encontrar) que no hay  que dejar escapar si nos encontramos entre los que nos gusta la buena novela negra.

Lew Archer

14/02/2010

Me tumbaba boca arriba y flotaba, mirando al cielo, sin nada a mí alrededor salvo el fresco y transparente Pacífico, y sin nada en los ojos salvo el extenso espacio azul. Era lo mas cerca que podía estar de la pureza y la libertad, y lo mas lejos que podía estar de la gente.  [La piscina de los ahogados]

El expediente Archer, Ross Macdonald


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