
Este es el post numero 100 de este humilde blog. Creo, inconscientemente, que lo reservaba para un libro especial. De echo, aún no se como, en estos casi tres años de blog, no os he hablado prácticamente nada de el. Rayuela de Julio Cortázar, es sin miedo a equivocarme el mejor libro que he leído nunca. Es, utilizando un romanticismo exacerbado, el libro de mi vida.
No sabría como definir lo que cuenta Cortázar en esta novela, es difícil hablar de Rayuela. Sin duda es una historia de amor, una historia de amor increíble entre La Maga y Oliveira. La novela se divide en tres partes: Del lado de Allá, Del lado de Acá y De Otros lados. La novela se puede leer como una novela cualquiera empezando por la primera pagina y acabando por la ultima, o se puede leer como nos sugiere Cortazar; siguiendo un cuadro de dirección, incluido al principio, y que nos guiara de pagina en pagina, dando saltos cual juego de la Rayuela, hasta llegar a la ultima casilla, no necesariamente la ultima pagina. El juego es perfecto. La primera parte esta centrada en París, con Oliveira, la Maga, el club de la serpiente, y sus vivencias en las calles del barrio latino, el Pont des Arts y todos los rincones descritos en la novela con una belleza impresionante. La segunda parte transcurre en Buenos Aires, con un Oliveira rodeado de sus amigos Traveller y Talita. La tercera parte, también llamada Capítulos prescindibles, son textos redactados por Morelli, escritor ficticio, sobre filosofía, arte, y alguna doctrina mas, también hay recortes de prensa, citas de libros y multitud de textos que Cortázar tubo a bien incluir.
No es un libro fácil. Y creo que como muchos otros, requiere una madurez lectora y un momento exacto. Recuerdo perfectamente quien me hablo por primera vez de Rayuela y donde. Fue mi amiga S a la que le debo tanto y a la que tanto quiero. Y fue en la playa. Desde entonces mi relación con este libro ha sido intensa, viva, y sumamente sentimental. Lo he leído y releído decenas de veces, nunca, desde que lo compre, edición Catedra (preciosa y precisa), ha descansado en una estantería, siempre esta en el escritorio, en la mesita de noche o en mi mochila. Lo ojeo y leo pasajes que me gustan casia diario. Tengo la edición de Catedra totalmente subrayada, a lápiz.
-y que la gente que se da citas precisas es la misma que necesita papel rayado pare escribirse o que aprieta desde abajo el tubo de dentífrico.
-Metiéndose en un zaguán encendió un cigarrillo. Caía la tarde, grupos de muchachas salían de los comercio, necesitadas de reír, de hablar a gritos, de empujarse, de esponjarse en una porosidad de un cuarto de hora antes de recaer en el biftec y la revista semanal.
-los párpados le dolían a fuerza de apretarlos, se oía hablar a Ronald y entonces olor a café, ah, olor maravilloso del café, Wong querido, Wong Wong Wong. Se enderezó, parpadeando, miró a Gregorovius que parecía como menoscabado y sucio. Alguien le alcanzó una taza.
Lo de las ediciones me pierde. Solo tengo cuatro, pero espero tener todas las posibles. Me gusta coleccionar ediciones de Rayuela, en distintos idiomas, formatos, tamaños, y ediciones. De momento tengo dos españolas, Punto de lectura y Catedra, una Alemana, y mi preferida, la edición Argentina, de color negro con una rayuela dibujada en la portada, de Editorial Sudamericana, quizás la mas famosa de todas y que me costo bastante conseguir, además, para rematar, la edición es de 1977 el mismo año en que yo nací. La conservo dentro de un plástico y apenas la toca nadie. Nunca me han preguntado cual es el libro que marco tu vida, o que libro te llevarías a una isla desierta. La respuesta es obvia, Rayuela.
No fue a una isla desierta donde arrastré a mi familia en Agosto del 2008, fue a París. Llevaba esperando ese viaje mucho tiempo., mas desde que mi amiga S (no lo he dicho antes pero siente la misma pasión que yo por Julio) lo piso por primera vez, hace ya algunos años. Conseguí convencer a mi mujer y a mi hijo de 7 años, conscientes de la tremenda ilusión que me hacia, para irnos de viaje a París una semana, pagando como no, un pequeño y agradable precio llamado Eurodisney. La sensación fue increíble. Pasee por las mismas calles en que Oliveira y la Maga se encuentran sin buscarse, crucé el Pont de Arts una y otra vez, me senté en el y me fotografié, recorrí el barrio latino, Montmartre, Montparnasse, y prácticamente todos los rincones plasmados en el libro. Fue agotador. También, y este fue un momento que no olvidare jamás, fui a ver a Julio. A riesgo de parecer patético, y con 32 veranos encima, ese momento fue único.
Todo esto es para mi Rayuela, todo esto es para mi Julio Cortázar. Por no hablar del Jazz. El Jazz. Esta entrada un poco especial numero 100 de este pequeño blog, que toma el nombre de un cuento de Julio Cortázar, este pequeño viaje alrededor de una mesa, que es tímido y discreto. En Marzo, dentro de unos pocos meses, volveremos a ser papas. No dudéis ni un instante, que si dios nos manda una niña, se llamara Lucía.
Gracias por estar ahí.
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