
Bueno, debía ser de los pocos que quedaban por leer alguno de los títulos de la saga de Millennium de Stieg Larsson. Ahora soy uno de los muchos, miles, que por lo menos se ha leído la primera parte, Los hombres que no amaban a las mujeres. De nuevo me encuentro una novela que me deja un poco frío, me lo temía. Hace un año, mas o menos, supe de la novela por el mailing de la librería Negra y Criminal, y era una novedad mas que nos recomendaban desde la librería. Después a los pocos meses, el bombazo, las ventas millonarias y la película…
Confieso que procese una rabia tremenda al libro (y a toda la saga.) desde entonces. Estaba arto de ver Larssons en todas las playas, piscinas, metros, bancos, parques, trenes y lugares donde a la gente se le ocurriera poder sacar un libro. Y decidí no leerlo hasta que saliera en bolsillo. Y entonces mi mujer se alió con la querida ley de Murphi y me regalo el primero de la saga con su mejor sonrisa, toma ya!
Por si alguien aún no sabe de qué trata la novela ahí va:
Harriet Vanger desapareció hace 36 años durante un carnaval de verano en la isla sueca Hedeby, propiedad prácticamente exclusiva de la poderosa familia Vanger. A pesar del despliegue policial, no se encontró rastro de la muchacha de 16 años. ¿Se escapó? ¿Fue secuestrada? ¿Asesinada? Nadie lo sabe: el caso está cerrado, los detalles olvidados.
Pero hay quien sigue recordando a Harriet, su tío Henrik Vanger, un empresario retirado, ya en el final de su vida y que vive obsesionado con resolver el misterio antes de morir.
En las paredes de su estudio cuelgan 43 flores secas y enmarcadas. Las primeras 7 fueron regalos de su sobrina. Las otras llegaron puntualmente para su cumpleaños, de forma anónima, desde que Harriet desapareció.
Vanger contrata a Mikael Blomkvist, periodista de investigación y alma de la revista Millennium, una publicación dedicada a sacar a la luz los trapos sucios del mundo de la política y las finanzas. Mikael no está pasando un buen momento: está vigilado y encausado por una querella por difamación y calumnia. Detrás de la querella está un gran grupo industrial que amenaza con derrumbar su carrera y destruir su reputación. Así que acepta el extraño encargo de Vanger de retomar la investigación de la desaparición de su sobrina e intentar tirar de algún cabo suelto.
Un trabajo complicado para el que recibe el regalo inesperado de la ayuda de Lisbeth Salander, una investigadora privada nada usual, incontrolable, socialmente inadaptada, tatuada y llena de piercings, y con extraordinarias e insólitas cualidades como su memoria fotográfica y su destreza informática.
Huelga decir, que ojala yo pudiera escribir algo así, básicamente porque no soy capaz de llenar mas de dos hojas con alguna buena idea. Dicho esto, el libro para mi no pasa de ser ameno y entretenido. Las primeras 300 paginas me parecieron aburridas, las 200 siguientes intentando arrancar, pero sin despegar, y las 100 y pico ultimas las mas movidas, salvo las referentes a Lisbeth y sus transacciones cojoneras con sus modelitos y las del momento Millennium que tampoco me parecieron extraordinarias. En si la novela me ha parecido bastante predecible en algunos aspectos, bueno en casi todos, además no me ha gustado demasiado todo el tema técnico de Lisbeth, lo siento estoy acostumbrado a detectives, pistolas, y la Old School de lo negro, la tecno-investigacion, no me atrae nada. Lisbeth y Mikael, sobre todo ella, son personajes bastante trillados, retratados casi como un cliché, cada uno en su forma y sus movimientos y acciones no sorprenden demasiado, hacen lo que uno espera que han de hacer. Y no hablo de cosas mas concretas para no desvelar nada. Por el contrario es una novela que te lleva, y que se lee sin dificultad, que te conduce.
En fin, que soy de esa minoría que no se ha vuelto loco por Larsson, que le vamos ha hacer. Una cosa que me ha sorprendido; yo creía que los tres libros eran una historia, o sea una historia partida en tres libros, pues no, en el primer tomo se empieza y se soluciona el misterio, eso me pasa por no leer ni la contraportada…
Me da a mi, que por azares de la de vida, el segundo tomo me va a dar de lleno en los morros, sin quererlo ni beberlo…
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