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Invasores de Mundos – Crónicas del Cosmos vol. 1 VVAA

20/04/2014

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¨Ojalá pudieran vernos ahora. Mónica transformada en un vegetal, Matt y Linda compartiendo tetera con una criatura marciana de aspecto grotesco, que consiguió separar al grupo para siempre, y yo convertido en un maldito alcohólico que combate el aburrimiento metiéndose por el culo rollos hechos con gasas sanitarias, empapadas en alcohol isopoprílico. ¨

Pequeñas antologías Pulp en formato de revista, el otro día comentaba que me gustaban mucho -no recuerdo si aquí o en otra parte- este tipo de iniciativas, antologías como Presencia Humana, Prosa Inmortal o la presente Invasores de Mundos, formatos que rezuman Pulp, llenos de relatos extraños, historias de ciencia ficción, de terror, misterio…

No recuerdo muy bien como descubrí Invasores de Mundos, creo que llegue a ella por un tuit perdido, pero en cuanto la mire con calma la compré, de hecho, la pillé en pre-venta. De los cuatro nombres protagonistas de la antología, Darío Vilas, Javier Martos, Álvaro de la Riba y Tony Jiménez, sólo había leído a Vilas en su genial El hombre que no sacrificaba a las gallinas viejas, que me gustó tanto que para mí la antología ya merecía una buena lectura.

La premisa de la antología es clara, relatos en torno a seres invasores, extraterrestres, vengan de donde vengan y sin importar sus intenciones. Aunque claro, lo más probable es que sean malas, si no esto no seria divertido…

La antología consta de cuatro relatos, uno por escritor, y es cortita, 128 páginas que leeréis de una sentada. Los cuatro relatos son muy diferentes entre sí, cada uno con su originalidad y su ritmo, cada uno con su sello de identidad. La verdad es que los he disfrutado muchísimo, cada uno a su nivel, cada uno con su descarga de adrenalina, porque eso sí, se suelta adrenalina, cada uno con su misterio, con su ambiente, con sus malos.

La antología se abre con un prólogo de Luis Rueda que nos pone un poco en situación de por dónde van a ir los tiros, un prólogo que nos habla de la cifi clásica, la más Pulp, que es un poco por donde tira esta antología.

El primer relato, La pena y la nada bajo un cielo color caramelo de Darío Vilas es de los más potentes, si no el más, un relato oscuro y asfixiante, con una ambientación excelente que hace que se te pongan los pelos de punta y te recorra un sudor frío por la espalda, un relato cien por cien de la factoría Vilas. La pena y la nada nos cuenta el hipotético destino que pueden sufrir los primeros pobladores de Marte, unos pobladores elegidos entre miles en un sorteo y lanzados al espacio como pioneros de algo más que la colonización del planeta rojo. Allí vivirán en unos módulos de los que no podrán salir más que para dar unos cortos paseos; dos hombres, dos mujeres y el resto de sus vidas. Me esperaba un buen relato –Darío tiene un estilo directo y duro, contundente de los que me gustan (y mucho)- y me he encontrado un relato excelente, con una fuerza aplastante, con una ambientación asfixiante, oscura, turbadora, una historia demoledora de soledad y aislamiento. Expectativas superadas.

Sigue la antología con ¿Nosotros o ellos? De Javier Martos, un relato de formato y ambientación más clásica, de desarrollo más lineal, o eso me ha parecido a mí, vaya. Una pareja y sus tres hijos se esconden en una cabaña en el bosque para huir de una invasión alienígena que está asolando su ciudad, allí intentaran aguantar todo lo posible o enfrentarse –si se diera el caso- a los invasores. Un relato más sencillo para mi gusto, bien escrito y bastante pulpero, pero no por ello flojo o malo, simplemente diferente, con su toque de misterio y de incertidumbre y de final épico…

Halley de Álvaro de la Riva me sorprendió, no me lo esperaba, después de dos relatos –uno oscuro y el otro más bien de acción-, Riva nos propone un relato intimista y reflexivo, con toques filosóficos, un relato tranquilo, pausado, con un poso eso sí, potente. Un tipo y su fiel compañero, un perro, esperan en una cabaña al borde de un lago, el paso del cometa Halley. Esperan grandes cosas del cometa, lo llevan esperando toda su vida. No puedo contar más sin desvelar la trama. Un relato como digo tranquilo, con un final potente que te deja pensativo, un muy buen relato que contrasta con el resto de sus compañeros de antología. Para bien.

Y por último nos enfrentamos a Lo que escupió el cielo de Toni Jiménez. Y digo nos enfrentamos porque este es otro relato potentísimo y lleno de acción y bastante oscuro. Y a quien nos enfrentamos es a uno de sus protagonistas, un mocoso que la quiere liar bien gorda. En un pequeño pueblo de Estados Unidos, apacible y tranquilo, cae sin previo aviso una extraña piedra en el patio del colegio. Una piedra que enseguida capta la atención de alguno de los alumnos y de una de sus profesoras, una piedra que destila misterio y que hipnotiza con su presencia. Lo que escupió el cielo me ha gustado muchísimo, en la línea del relato de Darío, a mí me gusta lo duro y sangriento y este relato lo tiene a raudales, es un relato deudor del cine de serie B, de los relatos más Pulp, un relato lleno de guiños a películas de terror de los ochenta, un relato lleno de mala leche y con un final de esos de no-puede-ser que me ha encantado. Sangre, vísceras y extraterrestres.

Como veis los cuatro relatos son bien diferentes, forman una antología con un punto en común pero visto desde puntos de vista muy diferentes -y lo veréis más claro si leéis los relatos-. Yo he disfrutado mucho de los cuatro -un poco más de los más bestias- pero es que yo soy un pelín bruto. Es curioso que los relatos que abren y cierran la antología sean los más duros, los que llevan las tintas más cargadas, mientras que los otros dos son más bien pausados, es un planteamiento que no le va nada mal a la antología.

Esperamos que la pequeña editorial Corazón literario se anime a sacar el segundo volumen de Crónicas del Cosmos y podamos pasárnoslo tan increíblemente bien como con este primer volumen. En sus manos queda, que si es por mí, que lo saquen ya.

Si queréis comprar este Invasores de Mundos podéis hacerlo aquí.

 

Invasores de Mundos Crónicas del cosmos vol. 1
Ed. Corazón literario 2014
128 páginas

 

El hombre que nunca sacrificaba las gallinas viejas, de Darío Vilas

12/07/2013

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¨Ha dejado de luchar. Uno de sus ojos, el que traté de arrancarle, permanece cerrado. El otro es una catarata de lágrimas que se juntan con las babas y la sangre que salen de su boca.¨

Darío Villas ha salvado mi patético culo de las lecturas anodinas, pusilánimes y efectistas que estas últimas semanas estaban mermando mí ya muy limitada capacidad de raciocinio. No os voy a engañar, unas cuantas malas novelas y tres abandonos. Y mi ego lector largándose a toda máquina hacia alguien más exigente. Mi grito desesperado pidiendo una novela potente que no se quedara en la superficie fue oída, por vete tú a saber quién, y me encontré leyendo El hombre que nunca sacrificaba las gallinas viejas.

A Dios le va la caña, es innegable.

Marcos Laguna o Marquitos como se le conoce en la isla de Simetría es un tipo enorme, de unos dos metros, grande cómo un armario, solitario, oscuro, callado  y con pasado del que huir a toda ostia. Marquitos se dedica ahora a cuidar sus gallinas, a recoger sus huevos, a trabajar el campo, a hacer vino. Y también a repartir el producto de su esfuerzo, huevos y vino, a quien se los compre. Pero no siempre fue así, Marquitos, como ya he comentado, tiene un pasado oscuro; antes se dedicaba a librar una batalla, a limpiar el mundo de una plaga, de una peste, Marquitos era un justiciero.

A su manera.

¨-No hay belleza en lo que hago. Es necesario. Tú no puedes entender el peligro que representan…. Estoy librando al mundo de ellas.¨

Ahora Marquitos ya no ejerce, está retirado, solo él y sus gallinas, su campo; hace diez años que todo quedó atrás…que no tiene compañía, que todo está en calma. Pero uno nunca sabe ni dónde ni cuándo puede volver ese instinto, ese cosquilleo, esa voz; en una mirada por la calle, en una tienda, detrás de una puerta, en un intenso perfume de Magnolia…

POTENCIA. El hombre que nunca sacrificaba las gallinas viejas destila potencia por todas partes; en cada párrafo, en cada página, siempre, de principio a fin, a bocajarro. Darío Vilas ha construido una trama oscura, cruel y brutal, con toques de terror y novela negra, un subgénero gamberro y Pulp que él ha llamado realismo bizarro.

Os Juro que me he enamorado.

¨…lo levanta con ferocidad por encima de su cabeza para después estamparlo de espaldas contra el suelo, sumando a su impulso el peso del propio muchacho. Al sonido del brutal impacto se une una combinación de crujidos que provienen del interior del cuerpo: maquinaria vital reventando, huesos quebrándose como mondadientes.¨

Darío divide la trama en dos hilos, uno capítulos nos narran la vida del Marquitos actual, con su nueva vida corriente, sus reflexiones, sus repartos…y la otra nos muestra al hombre de negro al Justiciero; sus cazas, sus rituales, sus fantasmas. Las dos partes destilan fuerza, ritmo, electricidad, Darío escribe de manera clara y directa, cómo en las mejores novelas Pulp, sin pasearse, sin dar rodeos, con velocidad y clase, con un lenguaje rico, nada de narración atropellada y vulgar, todo lo contrario, cada cosa en su lugar y en su justo momento.

La parte oscura de la novela, la crudeza, hará las delicias de todos a los que nos gustan las novelas con cierta potencia, con imágenes impactantes, de esas que ves venir y que te erizan la piel. Pero que no tema el resto de lectores, no es una novela truculenta, ni por supuesto gore, tiene sus dosis de violencia, pero muy bien llevada.

Que me aspen si El hombre que nunca sacrificaba las gallinas viejas no me ha encantado, de principio a fin. Me ha devuelto la fe en mí mismo, ¡En Mi Mismo! Y me lo he pasado absolutamente brutal leyéndola, el día y medio que me ha durado. Es una novela diferente, de las que te piden un poco, de las que tiran de ti, en la que entras de golpe, en la primera página, cómo si alguien te empujara de golpe dentro de una habitación oscura, sin venir a cuento, recién levantado, con resaca y en pelota picada, justo unos segundos antes de que se encienda la luz, para darte cuenta que estas en medio de un montón de gente también en pelotas, desorientada, y que ata cabos a la velocidad de la luz.

Esa cara es la que se te queda leyendo, ESA.

Mención especial para el prólogo de la novela a cargo de José Luis cantos, prologazo que nos sitúa y prepara para la enorme novela que viene después.

El hombre que nunca sacrificaba las gallinas viejas es la primera novela de la nueva colección DIRT de la editorial Tyrannosaurus Books, editorial que hay que seguir muy, MUY, de cerca porque tiene un catálogo impresionante y están preparando cosas para después del verano que van a hacer las delicias de todos a los que nos gusta el Pulp, el Terror, la Cifi y los géneros dispersos e inclasificables. En serio, no les quitéis ojo.

El hombre que nunca sacrificaba las gallinas viejas

Darío Vilas

Ed. Tyrannosaurus Books 2013 (Colección DIRT 1)

168 páginas.

 


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