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De qué hablo cuando hablo de correr de Haruki Murakami

09/11/2010

A estas alturas, ya he entendido que mi gusto por los libros, mas bien por los autores que a mi me gustan, no se ajusta a ningún tipo de realidad establecida, a ningún canon social, corriente o moda. Parece que en muchos campos voy a contracorriente, lo que a veces no se si me hace sentir tremendamente estupido o  increíblemente feliz.

Murakami me aburre, y lo digo así en frío, pero es que no consigo que me interese nada de lo que me cuenta. Ya tuve una muy mala experiencia con su Tokio Blues, del que salí tan aburrido y enfadado que prometí no leer nada más de este señor, pero como uno es cabezón y es de segundas oportunidades, aquí me tenéis, una vez mas enfadado y aburrido. Murakami tiene dos líneas de escritura, por lo que he podido comprobar; las de perfil realista como: Tokio blues, Sputnik mi amor,  Al sur de la frontera, al oeste del sol, y las de corte surrealista, como: Crónica del pájaro que da cuerda al mundo, Kafka en la orilla o El fin del mundo y un despiadado país de  maravillas. Y luego tiene este ensayo sobre correr que comento aquí hoy, que yo lo englobaría en su escritura realista.

Mi problema con Murakami, de momento, es que su escritura realista me aburre, sus personajes no me gustan, sus tramas son lentas, y me parece que escribe para quinceañeros, con todos mis respetos. Eso en lo referente a su línea realista, porque tengo la esperanza, y dos libros esperando en casa, de que su trazo surrealista sea distinto, más ameno, más interesante, y por fin este autor y yo podamos hacer las paces.

¿Entonces porque compre un libro de su, digamos, vertiente realista? Bueno, pues hace unos siete meses que salgo a correr tres o cuatro veces por semana, incluso he echo un par de carreras populares. Correr es algo fascinante que exige mucho esfuerzo y constancia, pero que por el contrario, da unas satisfacciones personales enormes. Como soy un culo inquieto, buscando libros sobre correr, apareció Murakami, y decidí comprarlo, desatendiendo todas las alarmas que mi cerebro me enviaba.

De qué hablo cuando hablo de correr a diferencia del resto de los libros de Murakami, reúne, a parte de sus lectores habituales, más los lectores corrientes, a un tercer grupo de lectores, los corredores. Muchas reseñas de este libro las veréis en blogs de gente que sale a correr habitualmente. A mí como lector, ya lo he dicho, el libro me ha aburrido, y como corredor, me ha aburrido menos. Bien, con esto no quiero decir que no me haya gustado del todo, tiene algunos pasajes geniales. Murakami se lanza a contarnos lo que el siente cuando sale a correr, ojo que no es tarea fácil, nos cuenta como corre, cuando corre, lo que escucha cuando corre, lo que come antes de correr, los Km. que corre…ya veis por donde va la cosa. Al mismo tiempo, nos cuenta partes de su vida, como, cuándo y como escribió su primera novela, como lo izo con la segunda, la tercera…como montó un bar de copas y luego lo cerró, etcétera. Entrelaza algún artículo escrito para diarios en los que colaboraba entonces, como un artículo en el que cuenta de que manera corrió su primera maratón no oficial a modo de entreno, seguido por un coche con un reportero y un fotógrafo. En el libro también nos cuenta su experiencia en la maratón de Nueva York y en una ultramaratón de 100 km.

¿A quien le ha apasionado este libro? Yo creo que sin duda a los fondistas, a los maratonianos, a los corredores, a la gente de a pie puede que le haya aburrido en ocasiones, a los incondicionales del japonés les abra encantado por supuesto. A mi no me ha contado nada que no supiera como corredor, así que en lo referente a correr el libro no me aporta nada y en lo referente a su vida, menos aún, me ha parecido poco interesante. Creo que si la manera de escribir de Murakami fuese diferente, mas apasionada quizá, el libro sería una bomba, lo que cuenta podría cobrar interés para mí si lo contara de otra manera menos insulsa, hablar de correr es complicado, correr no es emocionante, correr no es hacer surf, no es pilotar un coche o escalar una montaña, para escribir sobre correr hay que tener sangre. Si es verdad que Murakami se pone en ocasiones profundo, correr tiene algo de insondable, de metafísico, y el japonés suelta alguna que otra frase venerable:

¨En mi interior siempre ha ansiado el deseo de permanecer completamente solo. Por eso, el simple hecho de correr una hora todos los días, asegurándome con ello un tiempo de silencio solo para mí, se convirtió en un hábito decisivo para mi salud mental. Al menos cuando corría no tenía que hablar con nadie ni que escuchar a nadie. Bastaba con contemplar el paisaje que me rodeaba y mirar hacia mi interior, Eran momentos preciosos e insustituibles

Eso cualquier corredor lo ha sentido, yo al menos lo siento así. Correr libera mucho, de todo, de los demás, de tus demonios, de ti mismo…

Volvamos a Murakami. Ya se que os lanzareis sobre mi, siempre que hablo de Murakami en cualquier lugar, recibo, pero como he dicho al principio, ya no tengo la esperanza de encajar con los gustos de nadie. En De qué hablo cuando hablo de correr puede que encuentres un buen libro si esperas un libro más, un simple libro, ni siquiera un libro sobre correr, solo un libro. Es un buen libro si te gusta correr, si hace años que corres y buscas un libro sobre algo más que correr y además te gusta Murakami.

De todas maneras no os fiéis demasiado de mi criterio, fiaros más de vuestro instinto, ese que siempre acierta. Os dejo con uno de esos párrafos que resumen de manera excelente el porque por ejemplo, yo empecé a correr, justo con treinta y tres años

¨En cualquier caso, fue así como comencé a correr. Treinta y tres años. Esa edad tenía entonces. Todavía era bastante joven, pero ya no podía decirse que fuera ¨un joven¨. Es la edad de Jesucristo. Más o menos a esa edad había comenzado el declive de Scott Fitzgerald. Tal vez sea una de las encrucijadas de la vida.¨

Murakami el antirealista

31/03/2007

Leo en el diario El País, una entrevista a Haruki Murakami. No me sorprende demasiado, ya que se acaba de publicar en España Kafka en la orilla, lo que me sorprende al leer la entrevista es esto : «No tengo interés en escribir novelas largas con estilo realista, pero decidí que, aunque sólo fuera una vez, iba a escribir una novela realista. Tokio blues fue un simple experimento. Personalmente, a mí me gusta esa novela, pero no he vuelto a leerla desde hace casi 20 años. De momento, no tengo ninguna intención de volver a escribir algo parecido. No tengo interés en el pasado. Ya no puedo sentir interés en el llamado estilo realista porque, si escribo una novela así, acabo aburriéndome» Joder! Pues lo tendrías que haber dicho antes hombre! Que duele y jode gastarse 20 euros, en una novela tan coñazo como es Tokio blues!! Si tu te aburriste escribiéndola, imagina la cara que se nos quedo a nosotros leyéndola! Pero bueno, se desprende también de esas declaraciones, que el resto de sus novelas no son para nada como Tokio blues, lo que me tranquiliza un poco, y me anima a leerme alguna obra mas de este señor que es Murakami. Así que igual me decido a leerme la tan admirable y asombrosa (según Tusquets) Kafka en la orilla. Eso si, animaría a los señores de Tusquets a editar en bolsillo el resto de novelas de Murakami que ya hace un tiempo que corren en castellano por nuestras librerías, tal y como ha hecho Edicions 62 en catalán. La entrevista de El País, a todas luces, muy, pero que muy esclarecedora, en cuanto a Murakami se refiere (era para rellenar?):
EP-¿Está en deuda Kafka Tamura, protagonista de Kafka en la orilla, con Holden Caulfield?
M-No -tajante.
EP-¿Y con Franz Kafka [que es uno de sus autores favoritos]?
M-Claro, toda la novela es un homenaje a Franz Kafka.
EP-Dicen que le gusta abrir el apetito de sus lectores.
M-Me gusta escribir sobre comida. Quiero provocar una reacción física de los lectores al escribir sobre la comida o la bebida. Poder hacerlo con frases es uno de mis placeres como escritor. Tengo la convicción de que si puedo conseguir hacerlo bien, seré capaz de hablar con más claridad, con más fuerza, sobre el amor o la tristeza, o el sentido de vivir.
«Yo lo único que hago es perseguir las imágenes que acuden a mi mente y, siguiendo ese flujo, voy escribiendo la historia. No sabría explicar la trama, todo viene en un paquete llamado historia, que yo presento envuelto en un texto». Sin embargo, no le parecen mal los términos huida y búsqueda para esbozar esa trama en la que ni puede ni quiere profundizar: Kafka Tamura se va de casa el día de su decimoquinto cumpleaños; es una fuga meditada, ya no soporta más que su destino esté unido al de su siniestro padre. Y emprende un viaje que, espera, termine en su madre, que desapareció cuando él tenía cuatro años.
Aunque, en general, se resista a diseccionar las historias de sus novelas, Murakami ha tenido que claudicar y hacer una excepción con Kafka en la orilla: el libro ha causado tal desconcierto entre sus lectores que su editor japonés tuvo que crear una web para dar respuesta a los miles de preguntas que le enviaron. En sólo tres meses, Haruki Murakami ha dado respuesta a más de 1.200 cuestiones.
EP-¿Era su intención provocar un desconcierto tan general?
M-Soy incapaz de sentir interés en novelas que no causen desconcierto a los lectores. Esto no quiere decir que intente desconcertarles o escribir algo difícil. Lo que quiero decir es que las novelas largas que no hagan cuestionarse a los lectores el sentido de la historia, el flujo de su conciencia o la firmeza de la base de su existencia, no deben escribirse ni leerse. Yo tardo varios años en escribir una novela larga dejándome, literalmente, la piel en ello. Si no fuera capaz de escribir una novela con una fuerza como esa, la escritura no sería más que una pérdida de tiempo.

Murakami el antirealista

02/03/2007

Leo en el diario El País, una entrevista a Haruki Murakami. No me sorprende demasiado, ya que se acaba de publicar en España Kafka en la orilla, lo que me sorprende al leer la entrevista es esto : «No tengo interés en escribir novelas largas con estilo realista, pero decidí que, aunque sólo fuera una vez, iba a escribir una novela realista. Tokio blues fue un simple experimento. Personalmente, a mí me gusta esa novela, pero no he vuelto a leerla desde hace casi 20 años. De momento, no tengo ninguna intención de volver a escribir algo parecido. No tengo interés en el pasado. Ya no puedo sentir interés en el llamado estilo realista porque, si escribo una novela así, acabo aburriéndome» Joder! Pues lo tendrías que haber dicho antes hombre! Que duele y jode gastarse 20 euros, en una novela tan coñazo como es Tokio blues!! Si tu te aburriste escribiéndola, imagina la cara que se nos quedo a nosotros leyéndola! Pero bueno, se desprende también de esas declaraciones, que el resto de sus novelas no son para nada como Tokio blues, lo que me tranquiliza un poco, y me anima a leerme alguna obra mas de este señor que es Murakami. Así que igual me decido a leerme la tan admirable y asombrosa (según Tusquets) Kafka en la orilla. Eso si, animaría a los señores de Tusquets a editar en bolsillo el resto de novelas de Murakami que ya hace un tiempo que corren en castellano por nuestras librerías, tal y como ha hecho Edicions 62 en catalán. La entrevista de El País, a todas luces, muy, pero que muy esclarecedora, en cuanto a Murakami se refiere (era para rellenar?):
EP-¿Está en deuda Kafka Tamura, protagonista de Kafka en la orilla, con Holden Caulfield?
M-No -tajante.
EP-¿Y con Franz Kafka [que es uno de sus autores favoritos]?
M-Claro, toda la novela es un homenaje a Franz Kafka.
EP-Dicen que le gusta abrir el apetito de sus lectores.
M-Me gusta escribir sobre comida. Quiero provocar una reacción física de los lectores al escribir sobre la comida o la bebida. Poder hacerlo con frases es uno de mis placeres como escritor. Tengo la convicción de que si puedo conseguir hacerlo bien, seré capaz de hablar con más claridad, con más fuerza, sobre el amor o la tristeza, o el sentido de vivir.
«Yo lo único que hago es perseguir las imágenes que acuden a mi mente y, siguiendo ese flujo, voy escribiendo la historia. No sabría explicar la trama, todo viene en un paquete llamado historia, que yo presento envuelto en un texto». Sin embargo, no le parecen mal los términos huida y búsqueda para esbozar esa trama en la que ni puede ni quiere profundizar: Kafka Tamura se va de casa el día de su decimoquinto cumpleaños; es una fuga meditada, ya no soporta más que su destino esté unido al de su siniestro padre. Y emprende un viaje que, espera, termine en su madre, que desapareció cuando él tenía cuatro años.
Aunque, en general, se resista a diseccionar las historias de sus novelas, Murakami ha tenido que claudicar y hacer una excepción con Kafka en la orilla: el libro ha causado tal desconcierto entre sus lectores que su editor japonés tuvo que crear una web para dar respuesta a los miles de preguntas que le enviaron. En sólo tres meses, Haruki Murakami ha dado respuesta a más de 1.200 cuestiones.
EP-¿Era su intención provocar un desconcierto tan general?
M-Soy incapaz de sentir interés en novelas que no causen desconcierto a los lectores. Esto no quiere decir que intente desconcertarles o escribir algo difícil. Lo que quiero decir es que las novelas largas que no hagan cuestionarse a los lectores el sentido de la historia, el flujo de su conciencia o la firmeza de la base de su existencia, no deben escribirse ni leerse. Yo tardo varios años en escribir una novela larga dejándome, literalmente, la piel en ello. Si no fuera capaz de escribir una novela con una fuerza como esa, la escritura no sería más que una pérdida de tiempo.

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