Archive for abril 2007

Respeto

22/04/2007

….supongo que para el que no practique este deporte, todo este montaje le puede parecer algo disparatado, absurdo, infantil, lejano, eso si. Para los que tienen cerca alguien que lo practique, un familiar, un hermano, novia, marido, hijo, les parecerá justo, serán cómplices aun sin entender muy bien la causa, los efectos, pero serán parte, pedazo, fragmento de la protesta, por afinidad, por amor, por simbiosis, o por que si, porque toca. Pero para nosotros, la parte afectada, los usuarios, los surfistas y amantes del mar en general, para los protestantes, esto es algo mas, es una defensa de nuestro sueño, de nuestro hábitat, de nuestra vida, de nuestra manera de entender la vida, a trabes del mar, del fluir; poco importa de donde eres o donde surfees, el mar es parte de todos, parte de nuestros sueños ,de nuestro deporte, parte de nuestras vidas desde el primer momento en que nos deslizamos por una ola, desde que iniciamos ese vinculo infinito e intemporal con el mar, a trabes del surf… queremos respeto, queremos mar..

Este texto lo escribí en relación a la ultima manifestación que hicimos para detener la construcción de unos espigones en la playa de la Barceloneta, de ahí lo del montaje, aunque es aplicable al respeto por el mar que todos deberíamos procesar…

Un café

16/04/2007

7:15 a.m. Línea 1

Y entonces pedí un café solo, y ella me pregunto si quería un donut, que la oferta, era un café y una pieza de bollería, y yo claro le dije que si, -uno clásico por favor, y para llevar si no es molestia-. No subí al primer metro, ni el segundo, desayune mi café con donut, sentado en el andén, aspirando el aire caliente de los túneles, riéndome, disfrutando de mi salón improvisado con vistas. Como un loco, en medio de las prisas, yo era la razón de las miradas, la parsimonia desayunando de camino al trabajo, la insumisión a seguir mi camino, como romper el ritual de correr hacia el vagón…. Subí al cuarto o al quinto tren, que más da. Subí feliz, contento, y no se porque, solo tome café y donut. Quizás porque la idea de desayunar ahí, en medio de la nada, me vino como un impulso, como un brote, o no, no se.

Javier cercas y las Moleskines

10/04/2007

Siendo como soy, un fanático de las libretas Moleskine, me ha echo especial ilusión leer a Javier cercas en el dominical de El País del pasado domingo, donde nos cuenta una pequeña anécdota que le ocurrió con su hijo y donde las libretas de tapas negras desempeñan un importante papel. Ahora que se que Cercas las utiliza, junto con tantos otros como el mismísimo Marías, no ha echo mas que crecer mi pasión por estas pequeñas libretas de tapas negras y de historia dilatada.

Os dejo con el texto de Javier Cercas en el dominical del pasado domingo:

Caminamos por una calle de Barcelona cuando mi hijo me tira del brazo. «Mira», dice. Miro, pero no veo nada especial; luego veo a Roberto Dueñas. Dueñas es jugador de baloncesto: en realidad, el jugador más alto de la liga de baloncesto; también es el jugador favorito de mi hijo. «Es Roberto Dueñas», digo. «Sí», dice mi hijo, con una voz extraña. «Pídele un autógrafo». En mi vida le he pedido a nadie un autógrafo. Miento: tengo algunos libros firmados por autores a quienes admiro, pero no tengo la superstición o la manía del autógrafo, así que nunca he asaltado por la calle a un desconocido para pedirle un autógrafo. Miento: ahora que lo pienso, lo hice una vez. Yo tenía 20 años y estaba en una estación de tren leyendo un libro de Fernando Savater titulado Sobrevivir cuando alguien tropezó conmigo. El desconocido se disculpó y me volví: era Fernando Savater. La coincidencia me pareció tan feliz o inusitada que inmediatamente le pedí que me firmara el libro. «Para Javier», escribió Savater. «Este tropezón entre dos trenes. Cordialmente».

«Pídele un autógrafo», me dice mi hijo mientras nos acercamos a Dueñas. Mi hijo tiembla de emoción; yo tiemblo de miedo: como todos los escritores, siempre llevo papel y bolígrafo conmigo, pero no estoy seguro de que este día infausto no vaya a ser una excepción y, mientras echo mano al bolsillo de la americana, me acuerdo de una historia que cuenta Paul Auster, experto en coincidencias. Cuando la historia ocurrió, Auster tenía más o menos la misma edad de mi hijo, amaba el béisbol con la misma intensidad con que mi hijo ama el baloncesto y admiraba a un jugador llamado Willie Mays, de los New York Giants, con la misma devoción con que mi hijo admira a Roberto Dueñas. El primer día en que su padre lo llevó a ver un partido de los Giants, éstos jugaban contra los Milwaukee Braves. Auster no recuerda quién ganó, no recuerda ni un solo detalle del partido; lo único que recuerda es que al terminar se encontró con Mays. Haciendo acopio de coraje, temblando, Auster se acercó a su héroe y le pidió un autógrafo. «Claro, chaval», le contestó Willy Mays. «¿Tienes un lápiz?». Auster no tenía un lápiz; se lo pidió a su padre, a su madre, a los adultos que los acompañaban: nadie tenía un lápiz. «Lo siento, chico», dijo entonces Willy Mays. «Si no hay lápiz, no hay autógrafo». Auster intentó no llorar, pero lloró como sólo lloran los niños que creen que ya no son niños y no quieren llorar como niños, y a partir de ese día infausto nunca dejó de llevar consigo un lápiz, para que la realidad no volviera a pillarle con las manos vacías. Si llevas un lápiz en el bolsillo, siempre es posible que algún día te sientas tentado de usarlo, dice Auster. «Y así es como me hice escritor», concluye.

«Pídele un autógrafo», repite mi hijo mientras Roberto Dueñas sigue acercándose implacablemente, y yo busco papel y bolígrafo mientras pienso en Auster y sobre todo en Savater, experto en el arte de sobrevivir, que es el arte de la educación, y en que quizá estoy ante una oportunidad inmejorable de darle una buena lección de supervivencia a mi hijo y de demostrarle que nunca hay que salir de casa sin papel y bolígrafo, pero en ese momento descubro en el bolsillo de mi americana un bolígrafo y una libreta. El bolígrafo es un Bic de punta azul; la libreta es una Moleskine: una libreta pequeña, de tapas de cuero y papel pautado que usaron gente como Van Gogh y Picasso y muchos otros artistas de las vanguardias de principios de siglo, y que yo, que tampoco tengo la superstición de las libretas, sólo uso porque me la regalaron en un festival literario, en Mantua. «Toma», le digo a mi hijo, entregándole la Moleskine y el bolígrafo Bic. «Pídele tú el autógrafo». Mi hijo me mira como si acabara de abandonarle en medio de un naufragio y, para resistir el chantaje, me distraigo pensando en una historia de Picasso y su Moleskine. La historia cuenta que en una ocasión, un numeroso grupo de amigos españoles fue a visitar a Picasso y que, después de que vieran sus cuadros, el pintor los invitó a comer en un restaurante. Durante la sobremesa, Picasso se entretuvo dibujando en su libreta, y al marcharse pidió la cuenta, pero el maître le contestó que era un honor haberle acogido y que la casa pagaba el banquete. Picasso insistió, y entonces el maître le propuso que le pagara con los dibujos que había hecho en su Moleskine. «Usted tráigame la cuenta», contestó Picasso, seguro de que lo que había pintarrajeado distraídamente valía mucho más que lo que iba a pagar por el banquete. «Los dibujos me los quedo yo».

Mi hijo se acerca a Roberto Dueñas como Auster debió de acercarse a Willie Mays, incapaz de mirarle a los ojos le dice algo, le entrega la Moleskine y el bolígrafo, aguarda mientras Dueñas garabatea en la libreta y se deja acariciar el pelo y mira marcharse a su héroe. Luego contempla el autógrafo durante mucho rato y después me lo muestra. «Para Raúl», ha escrito Dueñas. «Este tropezón entre dos calles. Cordialmente». Miento: el autógrafo es ininteligible, y mientras trato de descifrarlo o finjo que trato de descifrarlo, imagino que mi hijo nunca va a ser escritor, pero también que me está mirando como si creyera que ya no es un niño o como si los dos acabáramos de sobrevivir a un naufragio. Miento: me mira como si los dos fuéramos inmortales.

Nanga de Willy Uribe

03/04/2007

Nanga es cruel. Nanga es dura. Nanga de Willy Uribe es una novela de las que te golpean. Nanga no es un best seller al uso, Nanga no es una novela de aventuras (aunque mucho tiene). Nanga no es una novela de surf. Nanga es la muestra de llevar los sueños y los propósitos hasta el último aliento,
Nanga cuenta, muestra, el propósito infinito del ser humano por romper con sus demonios del pasado y luchar por un ideal, un ideal tan simple como vivir la vida. Willy Uribe, fotógrafo profesional de surf y escritor, nos cuenta la historia de Tim, un tipo aficionado al surf, que vive en algún punto de Indonesia, disfrutando de las mejores olas del mundo. La vida de Tim es simple, en aquel remoto lugar pocas cosas se pueden hacer que no sean surfear o pescar. Un día (siempre llega el día…) algo irrumpe de forma irremediable en la serena vida de Tim, algo que ha venido a por el, a por su paz, a por su vida.

Ese el punto de partida de esta magnifica novela que te va a dejar con el culo pegado a la silla una pagina detrás de otra, un capitulo tras otro. Creo que esta es la novela en la que mas veces he exclamado joder! Después de una pagina joder! Después de cada capitulo joder, joder, joder! Y es que el bueno de Willy nos las hace pasar bien putas… Yo he soñado infinidad de veces en ir a Indonesia (claro coño soy surfista) ahora ya podré decir que HE estado en Indonesia. Y es que realmente uno se siente transportado a cientos de kilómetros de aquí, bajo esa humedad que nos aplasta, bajo esa inmensa vegetación, en sus aguas cristalinas, en sus bares, en sus calles, entre las piernas de sus putas…
En esta novela sentirás el aliento del pasado en tu nuca, el pasado que viene a por ti, a por tu alma, sentirás la inmensidad del mal reflejada en las miradas, en los silencios, sentirás angustia, sed, miedo y cansancio, sentirás el sudor y el olor de ser Nanga…
Lo único que tengo que reprocharle al bueno de Willy, es que la novela se hace corta, cortisima, un suspiro.
Si después de degustar este Nanga queréis mas, queréis mas Willy, podéis pasaros por aquí, donde nuestro polifacético escritor nos recompensa casi diariamente con algún que otro texto.

Además me han chivado, que Willy, tiene en el horno una nueva novela que esperemos pronto vea la luz…

 

Enrayuelado

01/04/2007

En un puro arranque del mas imparable fetichismo (cuanto daño hace Ebay) compre hace un tiempo una edición de Rayuela en alemán. Y es que ha alguien le escuche una vez, que coleccionaba ediciones de un mismo libro, diferentes idiomas, diferentes ediciones, etcétera, y la idea me sedujo hasta los huesos… así que un día vagando por Ebay, me ice con la edición alemana, ha un precio irrisorio y en un estado increíblemente bueno. Aquello no fue anécdota, si no todo lo contrario, y mi imparable apetito por conseguir ediciones de Rayuela en cualquier idioma, no había echo mas que empezar. Lamentablemente, he de decir que soy un pésimo buscador, y que solo he conseguido un par de ejemplares, una edición Americana, y una en español que viene desde argentina. Además mis amigos (ellos los muy…) hacen oídos sordos a mis peticiones (según ellos estrafalarias, extrañas y difíciles) de traerme una edición de Rayuela allá donde van de vacaciones, así he perdido ediciones de: Francia, Italia, Indonesia, Portugal…
Y es que Rayuela no es cualquier libro, no al menos para mí, y es que siento un cariño muy grande por esta novela, y aun más por Cortázar. De ahí que me guste amontonar, cual idólatra enloquecido, ediciones distintas de esa gran novela que es Rayuela
Os sobra alguna?