El dolor une.
Hay un aura, una bruma. A veces solo hacen falta unas pocas palabras, a veces ni eso. Una mirada, un gesto. Personas con pasados imposibles.
Supervivientes. Puede que viviendo una vida sin vida, una vida vacía, sin substancia, sin mañanas llenas de posibilidades, sin noches húmedas, sin miradas cómplices, sin pequeños placeres, nada, ni siquiera la posibilidad de un futuro.
Cicatrices en ambas muñecas, el recuerdo de una vida y una posibilidad que se escurre entre los dedos. Un día más en el infierno.
¨Existen personas que son capaces de sufrir sin darse cuenta durante toda su vida, que pueden morir sin descubrir la razón de ese peso que lastra los días, ese malestar inconcreto que las hace volverse hurañas y a veces mezquinas, y las dos cosas: infelices.¨
Sin nada a lo que aferrarnos somos cascarones vacíos, huecos. Tristeza y dolor y pena y autocompasión y barbitúricos y recuerdos desapareciendo cómo el humo.
Invisibles, perdidos, marcados, lisiados, borrosos.
Cómo Eduardo.
Amputados
Cómo Guzmán.
Fríos y distantes y soberbios y calculadores y vacíosvacíosvacíosvacíos
Cómo Gloria.
Perdidos, embrutecidos, sodomizados, enamorados
Cómo Who.
Marcados, anhelantes, valientes, duros, crueles
Cómo Ibrahim.
El dolor une
¨Nadie esperaba nada de él. Era vulgar, como cualquier otro, un farsante escondido detrás de un nombre, de un rostro que pasaría sin pena ni gloria por la vida. Lo único que esperaba el mundo era su derrumbe definitivo.¨
Con nuestras vidas, con nuestro equipaje, cargados, malditos, sin un destino claro, deambulamos, vagamos, merodeamos, con ojos turbios y la cabeza baja, esperando, odiando a nuestros fantasmas, odiándonos a nosotros mismos.
Con la vida rota.
¨Una quietud y un silencio irreal.¨
Vomitando el alma cada mañana imposible, enfocando la mirada para ver que todo sigue igual, igual. Que todo está sin estar, que seguimos respirando el mismo aire viciado y tóxico, que todo es en realidad un sueño, una pesadilla, algo irreal que no nos ha pasado a nosotros, algo lejano, una mentira, una gran broma pesada.
¨Era como un barco de vela con el trapo desgajado por las tormentas, al capricho de las corrientes y los vientos, cualquiera podía zarandearlo, variar su rumbo o hundirlo si eso le complacía.¨
Grietas rellenas de mentiras, de falsas promesas, de futuro incierto, grietas que crecen hasta engullirnos. Poseernos.
Errores. Maquinaciones. Venganzas. Causalidades.
Unido por el invisible hilo del alma humana, del oscuro cabo que une historias y sega vidas, del egoísmo ciego y traidor y desleal, infame y desolador.
Vidas precipitadas. Vidas arrasadas. Vidas arrancadas. Vidas rotas.
El dolor une.
Víctor tiene una mirada franca, limpia, una sonrisa que tranquiliza, como la de un bombero o un superhéroe que te rescata, que te coge de la mano y con una voz cálida y serena te dice, te susurra ha pasado todo, ya estoy aquí, confía en mí, ven conmigo.
Ven conmigo.
Déjate llevar, vacíate, implícate.
Ven conmigo.
Páginas y páginas.
Piezas oscuras como la noche de un rompecabezas lamentable, insano, que se juntan, que encajan, con atajos y manos negras, con razones imposibles, enquistadas.
¨Quiero verte enfermo, y débil, inseguro. Quiero verte ausente, enfadado, distraído, conocer tu egoísmo, tu vena infantil, quiero verte llorar.¨
Íntimos recuerdos que afloran, escondidos, agazapados, olvidados, que se activan cómo una punzada de dolor agudo, inesperado, insistente, que te abruman y envuelven, que te acompañan y no te sueltan. Página a página, una tras otra, para devorarte en silencio, sin prisa, como un pequeño gusano blanco, gordo, blando, absorbiendo tu energía, quedándosela.
Nuevos miedos adquiridos, creados, venidos de ninguna parte, certeros, inquietantes, miedos Victorianos, inadmisibles.
Blue in Green y el dolor de la soledad, de lo perdido, de las novelas duras, de dolor de barriga, de lágrimas y de días de inquietud, de encajar golpes y asimilar perdidas, Blue in green y el dolor de Respirar por la herida.
»Que las palabras son laberintos, donde a menudo nos perdemos. No hay cordura en el mundo, pero nos empeñamos en vivirlo.»
El dolor une.
Ven conmigo.
Respirar por la herida
Victor del Arbol
Alrebes editorial 2013
522 paginas.