Archive for febrero 2014

Hic Sunt Dracones: cuentos imposibles, de Tim Pratt

28/02/2014

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Hay reseñas innecesarias. Reseñas sobre libros ya reseñados decenas, cientos de veces. Reseñas innecesarias de libros que ya todo el mundo conoce. Del que ya todo el mundo se ha formado una opinión. De libros que el fandom supone buenos y de los que ya no hay más que hablar. Y menos para decir más de lo mismo, aunque sea bueno.

Y luego están las pequeñas opiniones, un poco de la felicidad que te supuso leer a ese autor. La necesidad de compartir un poco de la alegría y el cosquilleo que te produjo estar inmerso en esos mundos, conocer a ciertas criaturas, sufrir, vibrar, esas cosas.

Sin profundizar (aquí nunca se hace, no sabemos), como llamar a un amigo por teléfono y decirle: has leído a Tim Pratt tío ¿no? No jodas, léelo, venga, te va a encantar, en serio, ¡En serio! ¡EN SERIO JODER!

Algo así.

El drama de todo esto es que después de Hic Sunt Dracones ya no hay nada. Nada si eres como yo, un poco analfabeto, y el inglés es para ti un verano intentando montártelo con las guiris facilonas y de cuerpos esculturales que alimentaban tu lívido desaforada e incontenible entre el calor, la arena, el sol y la timidez que da la pubertad, los granos, la delgadez y una torpeza absoluta.

Pero si sabes inglés, eres afortunado y envidiado. Y ahora deja de leer esto y lárgate a otra parte.

Los relatos que componen este Hic Sunt Dracones son unas pequeñas joyitas (Hola Miquel), cada uno a su manera, con sus mundos, sus ambientaciones, cada uno con su cadencia y su tremendo e inmenso imaginario. Tim Pratt es un espectáculo, en serio, hay relatos de pura fantasía como Vida petrificada o El sótano del mundo, otros más realistas con toques fantásticos o de ciencia ficción como el maravilloso Sueños imposibles o el oscuro Vida con una arpía o el extraño El pez limpiafondos, hasta hay un espectacular Western fantástico que se llama Hart y Boot.

Todos me han fascinado, pero para hacerme un poco el interesante diré que he disfrutado muchísimo con Sueños imposibles, tan posible, tan tierno, una historia de amor, que no lo ha dicho nadie, con un punto fantástico y a la vez realista y tan bien contada que da para una novela entera. O mi otro favorito, El sótano del mundo, que también da para una buena novela, una historia trepidante de aventuras, tan inverosímil, tan genial que no puedes dejar de leer.

¨Morgan me llevó a un pasillo de cajas marrones y montones de piezas sueltas, y nos fuimos adentrando en un laberinto con muros de trastos. El pasillo de cajas apiladas giró varias veces en ángulo recto hasta que empecé a sorprenderme de lo grandísimo que era aquel sótano: se extendía claramente por algún lugar que sobrepasaba los límites de la casa que tenía encima. Las bombillas finalmente se apagaron y Morgan me alcanzó en silencio una linterna que sacó de entre una pila en un estante. Encendió la suya y siguió avanzando por la penumbra.

-¿Has leído los libros de Narnia?

Bueno, había visto la película al fin y al cabo.

-Claro, unos chicos entran en un armario y se encuentran con un león que habla, ¿no?

-Exacto. Aquí no hay armario, y lo que hay al otro lado no es Narnia, pero verás por qué te lo digo.¨

(El sótano del mundo)

Pero no todo iba a ser bonito. Los finales. Los finales de Tim Pratt. Maldito. No sé si Pratt no sabe darle finales a sus cuentos o, por el contrario, es tan mamón que te da unos finales absolutamente rompedores y te deja ahí, sin más, para que sigas un poco tú, en tu cabeza, te deja vía libre. La manera de cerrar sus cuentos me ha cabreado tanto como me ha fascinado.

Me ha encantado Tim Pratt. Y nadie lo publica en español. Es un drama. Por suerte, a parte de las maravillosas chicas de Fata Libelli que nos traen esta traducción, tenemos a Marcheto, del fantástico blog Cuentos para Algernon que nos va traduciendo algún cuento más de Pratt. Ya publicó uno en una buena antología que vio la luz hace unos meses, y acaba de traducir y publicar otro en su blog: Resultados inesperados (Unexpected Outcomes) que lo tenéis  AQUÍ. Perfecto para que os pique el gusano Prattiano.

No me iré sin hacer una genuflexión a la excelente edición y prólogo de Fata Libelli, por su culpa ahora todo lo demás me parece sumamente mediocre.

Hic Sunt Dracones: cuentos imposibles

Tim Pratt

Ed. Fata Libelli 2013

4,90€

Pálido criminal, de Philip Kerr

20/02/2014

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Joder, he mirado y han pasado dos años de la anterior vez que leí a Philip Kerr. Que despropósito. No lo entiendo, he buscado la reseña de Violetas de marzo y es de diciembre de 2011, no hay duda, el tiempo se me ha escurrido entre los pliegues del culo.

Desde Violetas, Kerr es siempre bienvenido a este pequeño lugar, me gusta su manera de hacer, su desparpajo, por eso me jode haber tardado dos años en leerlo, hay que joderse.

En fin.

Pálido criminal es la segunda entrega de la trilogía Berlín Noir, como supongo que ya todo el mundo sabe, y que por el momento se alarga hasta siete novelas, si no me equivoco, las tres primeras más centradas en Berlín, y el resto manteniendo como hilo conductor al detective privado Bernie Gunther.

Bernie es un tipo sin pelos en la lengua, ya lo conocéis, cínico, valiente y rebosante de humor negro. En esta ocasión, desde las altas esferas de las SS, le piden amablemente que vuelva a las filas de la Kripo que había abandonado años atrás, para ayudarles a resolver un caso. Un tipo se está dedicando a violar y asesinar mujeres de apariencia aria, todas mujeres muy jóvenes, y luego las esconde en diferentes lugares más o menos públicos. Bernie  y su socio (porque tiene un socio) están en ese momento investigando un caso de chantaje a una viuda increíblemente rica, aunque no pasa demasiado tiempo hasta que Bernie es, como he dicho, amablemente presionado para investigar este caso.

Corre el año 1938, la situación en Alemania es tensa, los judíos aún son tolerados por los alemanes. Una serie de asesinatos de este calibre, mujeres rubias, ojos azules, podría ser un detonante para la gente de la calle que, alimentada por el régimen, se lanzaría al cuello de los judíos como supuestos responsables de las muertes.

Al contrario de lo que podríamos imaginar, no todo el mundo en las SS quiere que estalle el caos y se desate la venganza contra los judíos, al menos no en Berlín. Bernie investiga el caso y como es habitual en él colabora de una manera neutra con todas las partes, sacando la verdad de cualquier sucio lugar donde se encuentre y salpicando de mierda a quien haga falta, sin hacer distinciones de bando, raza o categoría.

Kerr nos sitúa en el espacio y tiempo originales, nos da una trama falsa y la salpica de personajes y hechos reales, la documentación y ambientación es como en la anterior entrega excelente y meticulosa, realista. La trama es oscura, aunque no tanto como en Violetas, de hecho, esta segunda parte me ha parecido un poco más suave en general, con la misma fuerza y ritmo, pero no tan cruda como en la primera entrega. Bernie también está algo diferente, no tan comedido, al contrario, en esta entrega vemos a un Gunther bastante desatado, mucho más picante, sobrevuela la trama un tono como sexual, una sensación implícita de erotismo constante, algo muy Pulp que no advertí en la primera entrega de la serie.

Pálido criminal es una fantástica segunda entrega de la serie, mantiene todo lo bueno que nos dio Kerr en Violetas de marzo, lo amplia, lo desarrolla y le da continuidad si desfallecer, sin peros, con ese escenario que es ese Berlín oscuro y nazi donde cualquier cosa puede pasar, donde la gente desaparece sin dejar rastro y donde los judíos tienen los días muy contados.

Pálido Criminal

Philip Kerr

Editorial: RBA – Serie Negra

ISBN: 9788498676655

400 páginas.

Planes B Vol. 1 Antología Retrofuturista

17/02/2014

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Hace mucho tiempo que el Steampunk me llama la atención, tenía mucha curiosidad por este género tan espectacular y llamativo, por su filosofía. Desde niño y en la adolescencia han ido  cayendo en mis manos películas y comics que estaban enmarcados en esta corriente, todo muy espectacular y visual, y ahora de mayor descubro que todo eso que tanto me gustaba forma parte en mayor o menor medida del llamado Steampunk.

Hace unos meses me escapé a la EuroSteamcon Barcelona a ver si todo lo que yo había metido en el saco del Steampunk  durante todos estos años tenía algo que ver con lo que allí se mostraba. Salí de allí fascinado, toda esa mezcla de ciencia ficción y época victoriana, todos esos artilugios llenos de engranajes, de vapor, de mecánica, todo me gustaba, me hacía sentir como un niño, como un aventurero, me sentía en otra época, en otro mundo, como deben sentirse los niños la primera vez que van a un parque temático o al teatro, era todo nuevo y alucinante.

Seguí investigando y adentrándome en el Steampunk, y como no podía ser de otra manera, la parte que más me interesaba de esta cultura era toda la referente a la literatura, todas las historias que se tejen en torno a mundos imaginarios, dirigibles, piratas, héroes, guerras, épocas pasadas, todo con mucho vapor y engranajes, en definitiva, mucho retrofuturismo.

Así es como llegué a Planes B vol. 1 Antología Retrofuturista, que es una de las varias antologías que he encontrado de temática Steampunk. He empezado por ésta y no por alguna otra de las que están en el mercado por dos motivos bien sencillos; es gratis y está en formato electrónico.

Planes B nace como consecuencia de otra antología Steampunk, Ácronos. Los relatos que contiene Planes B fueron descartados para Ácronos, y lejos de quedarse de brazos cruzados, los autores de esos relatos decidieron darles salida a través de Planes B. Este primer volumen  fue publicado en 2012, y debido a su éxito, un segundo volumen vio la luz en 2013. Está de más decir, que en pocas semanas veremos ya publicado el tercer volumen de Planes B.

Como es mi primera incursión en literatura Steampunk, no tengo un referente al que mirar, todo es nuevo, así que vaya por delante que mi opinión frente a estos relatos es meramente personal y dado que no conozco los escenarios, los mundos o los referentes del género no puedo hacer comparativas ni nada por el estilo, ésta es una opinión basada en lo que he leído y lo que me ha transmitido, sesgada por supuesto por ser un neófito.

De los seis relatos que contiene la antología algunos me han gustado mucho, algunos poco y un par me han entusiasmado, las antologías son siempre difíciles, pocas veces quedan igualadas en calidad.

Arreglando a Hanover de Jeff Vandermeer es el relato que abre la antología; una ciudad lejana al pie de una gran montaña, allí vive nuestro protagonista, un tipo que huye de su pasado, un tipo que lo arregla todo, una suerte de ingeniero. Un día, el mar arrastra hasta la orilla de una playa cercana una especie de androide, oxidado y en muy mal estado, nuestro protagonista lo rescatara para intentar repararlo. Este relato es de los que no me han dicho mucho, aunque va de menos a más, y es verdad que tiene un final fuerte, el desarrollo es poco interesante y le falta interés. Aerodisea de Rafael di Ferro es de los que más me ha gustado, describe una batalla aérea donde Eric y sus compañeros pilotan sendos ornitópteros contra un dirigible de bombardeo  enemigo. Un relato épico y con un ritmo trepidante perfecto para ir conociendo un poco el mundo de los artefactos voladores y sus batallas. En El corazón de Vega de Simón Bellido nos encontramos un relato más trabajado, más largo que los anteriores, más desarrollado, que se mueve en torno a los androides o robots, un poco según cada uno, un relato muy… humano, y no digo más,  me ha gustado bastante, aunque se me ha hecho un poco largo, el desarrollo es lento para mi gusto.

Rumbo al horizonte de María Fijo no me ha dicho nada y me ha dejado totalmente frío, es un relato corto y bastante trivial sobre el piloto de un dirigible al que acompaña su compañera. Curiosamente este relato fue el 2º clasificado en el I ConcursodeRelatosSteampunkyRetrofuturistas  de la IIIConvención Steampunk.

Y ahora llegamos al relato con el que más he disfrutado, con el que mejor me lo he pasado, con el relato que es lo que yo siempre he imaginado que és el mundo Steampunk, el relato que lo tiene todo;  dirigibles, batallas, villanos, héroes, una bella mujer que tiene que ser rescatada, una ciudad suspendida en el aire…no, en serio, dejando los clichés aparte, El hombre que inventó Libertalia de Ricardo Montesinos me ha encantado, es una historia espectacularmente desarrollada, con un mundo propio, llena de acción, de ritmo, de aventuras, una historia que da para alargarla y hacer una buena novela. Para mí el mejor relato de la antología. Y por último el relato que cierra la antología, El experimento, de Janacek Jadehierro otro relato magnífico y con el que he disfrutado muchísimo, un relato corto pero intenso, con un aire un poco filosófico, con una lectura brutal sobre lo que puede acarrear creerse Dios y crear seres o artefactos con voluntad propia, un relato pausado con un final directo como un puñetazo.

En general me ha parecido una dosis de Steampunk moderada, quizás esperaba más acción o algo más representativo del género, pero repito, como es lo primero que leo no puedo hacerme una idea más que parcial, me queda un mundo por leer.

De todas maneras es una antología que bien vale la pena leerla para conocer un poco sobre este género, es entretenida y de fácil lectura. En Bubok podéis comprarla en formato físico o bajarla en formato electrónico gratuitamente, aunque el problema es que solo está en formato PDF y si tenéis un kindle como es mi caso, es un horror leerlo.

En las próximas semanas iré leyendo y reseñando el resto de antologías Steampunk que corren por las librerías, el segundo volumen de Planes B, Ácronos 1 y 2, Steamtales y la Antología Steampunk y retrofuturista editada por Nevsky.

Un buen invierno para Garrapata, de Leo Coyote.

13/02/2014

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Reconozco que el año pasado acabe absolutamente saturado de novela negra. Hubo un momento en que las tramas se me mezclaban en la cabeza, todo me parecía igual, se esfumó la capacidad de sorpresa. De ahí que éste año en el blog estéis viendo poco género negro, y aunque leeré bastante, soy un animal de costumbres, será mucho menos que el año anterior.

Joder, es que hasta he empezado a fumar, tanto leer gente encendiéndose cigarrillos.

Entre Ciencia Ficción, Steampunk, Terror, y algún que otro género indeterminado, ha caído en mis manos una pequeña historia de perdedores, una historia sencilla, entre amarga y amable, un pequeño capítulo en la vida de unos cantos con ganas de salir del charco, de cambiar la ropa descolorida y gastada por una hecha a medida, de corte perfecto, de esa que sienta tan bien, se la ponga quien se la ponga.

Una historia así no está muy lejos de nuestra realidad, es más, qué demonios, seguramente se le ha ocurrido a más de uno y de dos, en estos tiempos difíciles en los que vivimos, en estos tiempos interesantes, en estas circunstancias en las que la sociedad se está dividiendo cada vez más, en la que las clases desaparecen, en la que solo queda quien sobrevive o quien vive holgadamente, muchas veces a costa de los que estamos abajo, aguantando todo este castillo de naipes imposible.

¿Quién va a culpar a dos pobres desgraciados de querer saber lo que es tener otra vida? ¿De querer tener la nevera llena? Y más si solo es a costa de un perro. Un trabajo sencillo y limpio, nadie sale herido, como aquellos que uno siempre se imagina en momentos de máxima frustración, de hundimiento  extremo, un momento de aquellos en que ya no se tiene nada salvo el odio y las ganas de salir a flote, teñidos con esa ingenuidad que da la poca cultura y la vida difícil y un corazón todavía no demasiado negro, uno que aún cree en las segundas oportunidades, en hacerse rico robándole el perro a un millonario y pidiendo un rescate. Un corazón así de cándido.

Partiendo de la base de que nada es lo que parece, ¿Por qué habría de salirle bien a nuestros amigos la jugada? ¿No es siempre la vida una autentica zorra? ¿No te pone siempre en tu lugar? No es nada nuevo que a los que menos tienen todo les sale mal. Y por ende, a los que más tienen más les llega.

Pero puede que en esta historia las cosas no sean como la buena filosofía de saldo no ha enseñado, puede que algunos protagonistas de este cuento si encuentren un final a medida de sus acciones, el Karma y todo eso. Y quizás los que más se merezcan un final feliz, o un buen final, solo lo obtengan a medias, o no, depende, quizás para ellos es más de lo que nunca soñaron, quizás es menos de lo que tenían planeado en un principio pero más de lo que, dadas las circunstancias y como han ido las cosas, esperaban obtener.

Todo es cuestión de cómo vive uno la vida, de las esperanzas, de los sueños, de los deseos. Algunos se conforman con un nuevo amigo, aunque éste sea solo un perro dormilón, peludo y que te huele la entrepierna. Otros ya no esperan nada, han obtenido su recompensa fugaz y exenta de sentimientos, pero que les hace inmensamente feliz en su vida sencilla y anodina y a salto de mata. Cada uno se conforma con lo que trae la vida; un cartero y una vida nueva a la vuelta de la esquina, un intento frustrado y confuso de negocio, un montón de gente muerta… o nada, simple y llanamente nada, un día más en el que sobrevivir sin perder la cordura.

El niño que robó el caballo de Atila, de Iván Repila

05/02/2014

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¨Una rabia inquieta que te impida parar y te mueva los músculos como si toda tu piel aletease, que sea negra en tu interior y hacia fuera te vaya enrojeciendo, hasta que parezcas un hombre quemado que no encuentra su lugar en el mundo.¨

Repila me lo pone difícil, me llena la cabeza de imágenes crueles y duras, de imágenes oscuras, feroces, desalmadas, me cuenta una historia dura y concentrada y letal como el veneno, me lo envuelve en una inocente historia de dos hermanos… y espera que salga indemne.

No hay lugar para la flaqueza en El niño que robó el caballo de Atila, ni para la debilidad, ni para el desfallecimiento, no para los protagonistas, ni, especialmente, para el lector.

Iván Repila ha escrito una novela espectacular con apenas tres elementos: dos hermanos y un pozo. Grande y Pequeño se han caído a un pozo, eso es lo que sabemos, ni cómo, ni cuándo, ni dónde. A partir de ahí Repila  construye una magnifica historia épica de supervivencia y hermandad, de lealtad, odio y conocimiento, una historia que pone al límite el cuerpo y la mente de estos dos hermanos, su conciencia, su capacidad de conservar la razón.

Con un estilo narrativo potente, seco y desgarrador Repila  nos desgrana los días, las rutinas de los dos hermanos, sus esfuerzos por vivir, por mantenerse lúcidos, cuerdos, por no perder la esperanza, nos cuenta sus reflexiones, sus desvaríos, sus planes. Todo narrado con un aire ensoñado, enrarecido como la atmosfera del pozo, un tono oscuro y onírico.

El niño que robo el caballo de Atila es un libro cruel y absorbente, una historia con multitud de interpretaciones donde cada lector verá en él esbozos, partes, líneas, mensajes, de advertencia, de moralidad, como hacen los cuentos que oralmente pasan de generación en generación. Repila ha llevado un paso más allá, ha dado una vuelta de tuerca a las advertencias de las madres, de las abuelas, ha jugado con el imaginario infantil que todos tenemos dentro, lo ha retorcido, zarandeado, le ha quitado los paisajes soleados, los cantos de los pájaros, la felicidad inherente y lo ha sumido en la oscuridad, lo ha llenado de barro, bichos, noches frías, locura y odio.

¨Mastica una docena de veces la fibra viscosa del gusano y el zumo amargo de sus secreciones le baila por la lengua. Babea como un perro ávido. No sabe a pollo: es mejor que el pollo. Rompe a llorar como el chiquillo que fue.¨

El resultado es una novela de apenas ciento treinta páginas que se te clava como un cuchillo frío y lento, es una sensación incomoda que se apodera de ti despacio, es un nudo en el estómago  cada vez más duro.

Apenas un día después de que me llegara el libro bajé a una cafetería de mi ciudad y me senté, a eso de las nueve de la mañana, con un café y el libro de Repila en una de las  mesas que está más arrinconada y donde no llegan las voces del montón de madres que allí se reúnen a esas horas. Cerca de las 12 leía el brutal final que me dejaba con una sensación de vacío y con cara de haber pasado por una experiencia traumática.

La manera de narrar de Repila  tiene ese poder hipnótico que tanto me gusta, ese poder de abstracción que le pedimos a las buenas historias, que yo le exijo a las historias que tiran de mí y que no quiero que desfallezcan después de las treinta primeras páginas. Tiene el ritmo y la cadencia justas, que hacen que en el pozo todo pase despacio y nítido y fuera de él, el mundo siga girando a una velocidad vertiginosa y cruel…

El niño que robó el caballo de Atila

Iván Repila

Libros del Silencio 2013

130 páginas.


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