Archive for the ‘Andrea Camilleri’ Category

Un filo de luz, de Andrea Camilleri

27/04/2015

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¨Ni siquiera tenía amigos que pudieran llamarse verdaderamente ¨amigos¨, de esos en los que confías, a los que les cuentas incluso los pensamientos más íntimos… Fazio y Augello eran amigos, desde luego, pero no pertenecían a esa categoría.¨

Empiezo a sospechar que Salamandra espía a sus lectores. O a algunos de ellos. O quizás me espíe a mí. Es sospechosa la coincidencia que tiene siempre la salida del último libro de Montalbano con mi ninguneado estado de ánimo. Coinciden.

En esta ocasión Camilleri nos vuelve a presentar a un Salvo atribulado, confundido con su vida interior y amorosa, como vimos en Juego de espejos, pero en esta novela Camilleri da un respiro al comisario con sus achaques de la edad y lo martiriza, como no, con una nueva femme fatale de muy señor nuestro, Marian.

No contento con poderle delante a la voluptuosa Marian, dueña de una galería de arte y diana de todos los pensamientos impuros del comisario, Camilleri monta una trama con más de un caso a resolver por el comisario. Así, mientras su relación con Livia está en su peor momento, el comisario tiene que lidiar con un asesinato que parece obra de la Mafia y con dos tunecinos, refugiados políticos, que al parecer son algo más que simples trabajadores del campo.

Como en todas las novelas de Camilleri, más que saber el quién y el porqué, los lectores disfrutamos del camino que nos lleva a la resolución, disfrutamos de la evolución de Montalbano, de sus vicios gastronómicos, de sus deslices amorosos, de sus debilidades, de su genio incontrolable, de sus frustraciones, de su melancolía que nos envuelve. Los lectores de Motalbano no somos meros transeúntes que se cruzan en el camino del comisario, no. A nosotros nos gusta pensar que somos parte de su mundo, que Camilleri nos ha colocado ahí, en un sitio preferente, donde Montalbano nos hace partícipes de todo, como si fuéramos su mejor amigo…

¨Era del todo consciente de que, si algunas noches se quedaba horas y horas en el porche fumando y bebiendo whisky, no era por falta de sueño, sino porque le pesaba mucho tener que dormir solo.¨

Y el comisario tiene mucho que contar en esta novela. Su mundo se viene cada vez más abajo, su melancolía gana terreno, se siente cada día más solo, su relación con Livia es un tormento de discusiones, desconfianzas y amor que se evapora. Y por si fuera poco el recuerdo de François, el niño que él y Livia estuvieron a punto de adoptar, vuelve con fuerza una y otra vez para recordarle que podría haber dado un paso para formar una familia, para empezar una vida con ella.

¨Él se conocía, sabía de sobra que no tenía capacidad para adaptarse a otra persona, ni siquiera queriéndola como quería a Livia. Ni capacidad ni voluntad.¨

Pero aunque todo pinte mal, y nuestro comisario no este del todo en forma, la novela está lejos de ser oscura o triste, Camilleri se las hace pasar putas al comisario, por supuesto, pero siempre quitando hierro a las situaciones, siempre imprimiendo ese humor italiano tan impetuoso. Qué haríamos los lectores sin nuestro querido Catarella, sin los estallidos de mal humor del comisario, sin las prisas por llegar a todas partes, sin los mal entendidos de Montalbano con sus chicos…

Un filo de luz
Andrea Camilleri
Salamandra 2015
219 páginas.

Juego de espejos, de Andrea Camilleri

06/06/2014

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Camilleri me produce felicidad. No lo puedo evitar. No como el sexo claro, no esa felicidad ahogada, húmeda y eléctrica del sexo. Otro tipo de felicidad más reposada, más duradera. A mí Camilleri me recuerda al verano, a algunas cosas que tiene el verano. Es raro. Leo a Camilleri y me bajan las revoluciones, me entra hambre, busco el sol, sonrío. Y si tuviera un gato lo acariciaría mientras leo.

Camilleri como terapia.

Supongo que las series hay que leerlas en orden, que para eso son una serie, pero últimamente estoy un poco anárquico, y tan centrado como si estuviera en una sala llena de adolescentes, buena música y bastante cerveza. Así que leo a Camilleri en desorden. Por suerte Camilleri me lo tolera y no es demasiado importante seguir la serie de Montalbano a raja tabla. Por supuesto Montablano se hace mayor, pero en términos generales es una serie que se deja leer un poco como te venga en gana. Me gusta.

Juego de espejos es, una vez más, una clara muestra del talento de Camilleri para darnos lo que más nos gusta, para seguir dándole vida a un Montalbano que ya las ha visto de todos los colores y de todos los tamaños; para seguir haciendo lo de siempre de forma impecable y casi inmejorable.

Montalbano con pequeños achaques, con despistes, notándose la edad, consciente del paso del tiempo. Camilleri es franco con nosotros, los lectores, y nos enseña, nos da, un Montalbano que envejece, que olvida, y no solo eso; parece que le gusta que nuestro héroe lo pase mal y hasta da la sensación de que se recrea en esas pequeñas flaquezas, las engrandece, nos las señala, siempre cargando la narración de humor negro, de socarronería, de un poco de crueldad de padre que señala las flojeras de su hijo.

Porque una de las mayores flaquezas de un hombre, y más de un hombre que se hace mayor –entendamos mayor cada uno como le dé la gana, pongamos que de los cuarenta para arriba por ejemplo, por aquello de mirar atrás y ver lo que has hecho en tu vida y blablabla- son la mujeres. Sí, las mujeres en general y las mujeres guapas en concreto. Y aquí Camilleri le ha puesto de vecina a nuestro querido Montalbano una mujer que no solo es guapa, es absolutamente arrebatadora, seductora, exquisita y encantadora.

Y así no se puede.

Así no puede uno concentrarse en nada, ni en un caso, ni en dos, ni en uno mismo, ni en sus subordinados, no se puede y ya está. Camilleri es un poco cabroncete y se regocija en ver como sufre Montalbano con un panorama semejante; entre bombas que explotan en lugares solitarios, buscando maridos que parecen fantasmas, controlando jovencitos amantes, peleando con el maravilloso Catarella, intentando descifrar cartas anónimas, y lidiando con la confusión que le produce su propio cuerpo y la visión cada vez más perturbadora de su querida vecina Liliana.

Entre visita y vista a la trattoria de Enzo, Montalbano nos sigue deleitando con serenos paseos, reflexiones sobre las pequeñas cosas, diálogos mordaces, paciencia infinita y mucho humor negro para seguir adelante. Camilleri es así, con tramas sencillas en las que sentirse como en casa, ni estridencias ni gritos ni sangre ni vísceras. Solo Montalbano y sus flaquezas.

 

Juego de espejos
Andera Camilleri
Salamandra 2014
219 páginas.

 

 

 

 

 

 

 

Las alas de la esfinge de Andrea Camilleri

22/04/2011

He leído sobre Andrea Camilleri un montón de veces, y todas ellas favorablemente. Pero con Camilleri me pasaba como con otros autores que aún no he leído, como por ejemplo Donna Leon, que los voy dejando, no se muy bien porque, siempre para mas tarde. Parecen tener todos ellos el sello tan inequívoco del éxito y de las ventas, y un nutrido grupo de seguidores incondicionales, que a veces me digo, -¿y si a mi no me gusta? ¿y si lo encuentro malo? ¿o aburrido? Aunque bueno, eso tampoco seria un problema.

 Leyendo a Camilleri me he acordado muchísimo de mi queridísimo Petros Markaris y su comisario griego Kostas Jaritos, los dos escritores hacen ese tipo de novela europea, sin demasiada crueldad, costumbrista, que se aleja de los tópicos americanos, ingleses o nórdicos. Los dos escriben novelas con un comisario como eje central, un comisario de mediana edad, un tanto gruñón, de buen paladar y muy cercano, muy humano.

 En Las alas de la esfinge aparece el cuerpo de una joven tirado en un vertedero, todo indica que la han asesinado. Montalbano se fija en un pequeño tatuaje que luce la chica en la espalda, una pequeña mariposa. Con esa pequeña pista Montalbano hilvanará pequeñas pistas para intentar descubrir quien acabó con ella. La investigación es realmente divertida; Catarella, que esta a cargo de la centralita en la comisaría, es un personaje fantástico que le da un buen toque a la novela, siempre equivocándose con los nombres y creando mal entendidos, los dos ayudantes de Montalbano, Fazio y Mimí también son puntos fuertes, buenos personajes, creíbles y divertidos. La investigación esta, a demás, salpicada con unos buenísimos momento durante la trama en que, los dos ayudantes de Montalbano, investigan la desaparición de un hombre casado, la mujer esta convencida de que es un secuestro, pero Mimí y Fazio y también Montalbano creen que el hombre se ha marchado con su amante de viaje a un país del caribe.

 Son muchas las escenas donde Montalbano reflexiona y se acuerda de tiempos pasados, donde esta nervioso o triste o irritado, donde se muestra inseguro, obsesionado, intrigado y hasta enamorado. Camilleri lo hace muy humano y cercano, es por eso por lo que Montalbano me ha gustado, por ese carácter tan peculiar, por ese hacerse mayor que esta presente durante toda esta novela, por sus ayudantes, por sus reflexiones, por su sentido del humor…en fin, por todo. Las alas de la esfinge es una novela sencilla, de las que se leen de buen gusto, con no pocas sonrisas en la boca y alguna que otra sorpresa. La única cosa que me ha chirriado un poco en la novela es la resolución del asesinato de la chica, que me ha parecido demasiado sencillo, casi una mera excusa para resolverlo.

 A parte de eso, la novela me ha gustado y poco a poco me gustaría leerme todos los libros de Montalbano, a poder ser en una buena tumbona y a la sombra de un buen día soleado con una pequeña brisa que me refresque de vez en cuando y con un buen combinado no demasiado lejos de mi mano… ¿os lo imagináis de otra manera?

 Las alas de la esfinge de Andrea Camilleri

Ed Salamandra 2009

217 paginas.


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