El pato mexicano, de James Crumley

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¨Treinta minutos después, el sol había desaparecido del todo y estábamos los tres sentados con chaquetas de plumas contemplando unas tazas de café turbio, algo que beber además de la cerveza, después de un par de dosis de la metanfetamina motera de Norman.¨

¡Que la generación Beat venga y me bese el culo!

¡Que arda la jungla!

¡Que silben las balas a nuestro alrededor!

¡Vamos jodidos vagos!

¡QUE ALGUIEN ME DE UNA CERVEZA, QUE SUENE LA  MUSICA Y QUE ARDA EL PUTO INFIERNO!

¨Un pobre desgraciado salió del retrete del pasillo, dio un respingo cuando me vio en la cocina, y trato desesperadamente de desenfundar la automática de acero inoxidable que llevaba debajo de la chaqueta. Como un auténtico gilipollas, apreté el gatillo del M-1 hasta oír el ‘ping’ del cargador vacío al salir despedido. En líneas generales, creo, que no le di en ningún órgano vital. A esa distancia, tampoco importó mucho. La llamarada del cañón le arrancó el antebrazo por la mitad, le prendió fuego a su abrigo de lana, y lo lanzó dando tumbos por el estrecho pasillo hacia la puerta delantera, donde un sujeto no del todo inocente salió despedido hacia afuera, a través de los cristales hechos añicos, víctima de la ráfaga sin apuntar.¨

Jojojojo Crumley era el mamonazo más loco de todo Montana joder. Que tío.

¿Recordáis las películas bélicas de los años ochenta?  ¿Películas como La colina de la hamburguesa o La chaqueta metálica? ¿Habéis leído a alguno de la generación Beat? ¿Kerouac, Cassady, Burroughs? Es más, ¿os gusta lo que ahora se han empeñado en denominar la narco literatura? ¿Novelas con tramas llenas de mexicanos, policías y tráfico de drogas?

Bien.

El pato mexicano es, de una manera asombrosa, increíble y brutal, una mezcla de esas tres cosas. Y es una pasada. Crumley ha mezclado en ésta novela; la filosofía viajera, drogodependiente y con fuerte componente sexual de la generación Beat, ha dotado a sus personajes de un pasado en la guerra del Vietnam, convirtiéndolos en veteranos de guerra locos y con poco aprecio por sus vidas, dispuestos a las mayores locuras suicidas por apenas el amor de una tarde, unos cuantos dólares, o simple y llanamente, ganas de diversión. Y para rizar más el rizo, ha vasado la trama en una compleja, que no complicada, historia sobre tráfico de drogas, mexicanos, pozos de petróleo, amor, locura, dignidad y orgullo Tejano.

Y luego Crumley  se ha reído de todo el jodido establishment literario añadiendo a nuestro querido C.W. Sughrue; un detective desquiciado, drogadicto y alcohólico, para darle ese toque Noir que hace que la novela sea una auténtica bomba de principio a fin, una autentica pasada, una novela tan potente, que luego vas a tener que leer al puñetero Marques de Sade para volver a sentir algo parecido.

Nuestro querido Sughrue no está bien; frecuenta un bar, tiene deudas, algún vicio, ninguna mujer a su lado y su vida es completamente aburrida. Hasta que su amigo Solly le consigue un caso. Dos gemelos enormemente gordos quieren recuperar sus peces, unos malditos peces tropicales increíblemente caros que le han vendido a un motero. El motero no ha querido pagarlos, así que Sughrue tiene que recuperarlos. Unos mierdosos peces. ¿Y quién tiene los peces? ¿Quién? O demonios… ¿en serio le vendisteis peces a ese tío? Joder. ¿Tenéis un tanque? Nos va a hacer falta….

Y esa es solo una parte muy pequeña de cómo empieza esta fantástica novela….

Os juro que cuando una novela empieza con un tío haciendo saltar por los aires un Jukebox de la manera más bestial y sin usar explosivos, esa novela consigue toda mi puñetera atención.

Crumley sigue siendo en El pato mexicano ese autor con una escritura sólida y potente, sigue siendo ese escritor de género negro con toques poéticos, con reflexiones sobre el ser humano, sobre la vida, la muerte y la amistad, sigue siendo, puede qué más que antes, un novelista sobresaliente, un constructor de historias fantástico, un cabrón con talento puesto al servicio de la novela negra.

Amo a Crumley, como amo a Chandler, a MacDonald, a M.Cain, o a Nesbö, son esa clase de tíos que hacen que te obsesione un libro, qué hacen que el protagonista sea tan cercano, tan humano, que cueste respirar, que te cueste pensar.

Recuerdo haber flipado mucho al leer El último buen beso, ahí descubrí a Crumley, ahí me enamore de él, leí la novela totalmente abducido y maravillado. Con El pato mexicano me han entrado ganas de correr desnudo gritando muy alto CRUMLEY ERES UN CABRON LOCO, sin ningún pudor y con una gran sonrisa en mi barbuda cara. También de beber mucha cerveza, intentar vivir la vida más intensamente y ser enormemente feliz cada segundo de mi vida.

CrumleyCrumleyCrumley, eres un Dios narcotizado mamón.

El pato mexicano

James Crumley

RBA Serie Negra 2013

329 páginas.

9 respuestas to “El pato mexicano, de James Crumley”

  1. Reto Cruce de caminos Negro y Criminal. | Viaje alrededor de una mesa Says:

    […] 10-El pato mexicano (RBA Serie Negra 2013) James Crumley (9/10) […]

  2. David Gómez Says:

    No me acaba de convencer la mezcla de mexicanos, policias y drogas (creo que es efecto del Perro de Winslow).
    Con todo, la reseña es la ostia de tentadora, pero creo que pasaré sintiéndolo mucho.
    Gran reseña compañero.

    • Aramys Says:

      Me gusta que saques ese tema David ;) Te confesare que a mi Winslow, no me gusta, y El poder del perro no me gusto nada, acabe aborrecido de los narcos…En canvio En el pato mexicano, el tema de los narcos está muy en segundo plano, casi en tercer plano, en serio, la novela de Crumley tiene una velocidad y un ritmo, que ya le gustaría a Winslow…

      Gracias por pasarte David! :)

  3. Leersinprisa (@Atram14) Says:

    Me encanta cómo me la vendes, pero no acaba de convencerme la trama. Si está tan bien escrita suele ser lo de menos, pero no sé, hay algo que no acaba de convencerme. Quizá es porque acabo de terminar una novela muy reposada, y el contraste es demasiado grande.
    De todos modos, como siempre, enhorabuena por la reseña y gracias por compartirla con tus seguidores fieles :-)

    • Aramys Says:

      Gracias Marta :) la verdad es que por lo que me decís igual no he sabido transmitir el alma de la novela, es una novela potente que toca temas que hasta ahora no he visto en ninguna novela negra, supongo que a todos se nos hace extraña la trama :)

      Gracias por pasar! Besos…

  4. Toni Soler Says:

    Yo sí la leeré. No sé, creo que me gustará.
    Gran reseña!

  5. Max Renn Says:

    Aramys, no temas. Has transmitido perfectamente la maestría de la novela. Como te dije por twitter, ahora la estoy leyendo (voy por la mitad) y estoy disfrutando como un loco peligroso. Aunque te dije que no iba a leer tu reseña hasta terminar la novela, no he podido evitar la tentación de leerte y comprobar lo mucho que te ha gustado. Estoy seguro de que a mí me gustará, al menos, tanto como a ti.

    Cuando la acabe, ya escribiré algo en mi blog, en twitter y en estos comentarios. ¡Pero es que NO quiero acabarla! Repito que me gustaría vivir eternamente (bueno, no tanto) junto Sughrue y experimentar ese huracán de violencia, vicio, delirio y viaje extraño. Porque Crumley no sólo es un narrador visceral cuyo ritmo no decae, sino también un gran escritor capacitado para componer imágenes fascinantes y envolventes, y para ofrecer un retrato acojonante de un protagonista en el límite.

    Y quien no haya leído aún «El último buen beso», la anterior de Crumley, no sabe lo que se está perdiendo.

    ¡Un saludo! ;)

  6. David Gómez Says:

    Entre tú y Max la tentación está creciendo por momentos. No es no confie en ti Aramys (Max no te conozco no puedo decir nada al respecto), pero….
    Bien, en vista de todo esto y de que seguro que Tony me pone también los dientes largos en twitter, la pongo en la lista de posibles lecturas, pero sin prometer nada, jajajajaj.
    Saludos y gracias por estas estupendas reseñas.

  7. Jose Ramon Says:

    Hace tiempo que lee esta pagina y me encanta las reseñas que publicas. Creo que trasmites perfectamente las sensaciones que producen las novelas, algo de agradecer alejado de esas cirticas acartonadas y más tradicionales. No obstante no puedo estar más en desacuerdo con lo del Poder del perro. Vale que Don no sea un genio de la escritura dado que fuera del poder del perro no tiene nada reseñable (yo lo califico intento de Ellroy salvando las distancias, absolutamente desacafeinado en casi todo lo que ha escrito), pero esa novela es impresionante. Leo mucho y hacia creo que años que no me impresionaba tanto una lectura (tambien creo que es una conjunción de un estudio enorme sobre un tema muy atractivo y un estilo de escritura que le viene como anillo al dedo).

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